Capitulo 14

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Rostros del Pasado

La oficina de Caín estaba envuelta en una atmósfera cargada de tensión y cansancio. La luz de la mañana apenas lograba filtrarse a través de las nubes densas que seguían cubriendo la ciudad. El grupo, exhausto pero decidido, se reunió para repasar la última información sobre los sospechosos. La tormenta de la noche anterior había dejado la ciudad en un estado de agitación, como si el clima mismo estuviera reflejando la turbulencia de la investigación.

—Hemos hecho todo lo posible para seguir el rastro de Palmer y Hart —dijo Caín, su voz cansada pero firme—. Ahora necesitamos abordar a Evelyn Hart antes de que pueda destruir cualquier evidencia o escapar.

Mei asintió mientras revisaba sus notas, claramente afectada por la intensidad del caso. —He encontrado comunicaciones que sugieren que Hart podría estar involucrada en un gran esquema de lavado de dinero. Si lo que tenemos es correcto, ella está organizando reuniones secretas en una de sus propiedades más aisladas.

Fiona, con su tableta en la mano, también aportó detalles cruciales. —La propiedad que mencionas es una finca en las afueras de la ciudad. La vigilancia muestra que los visitantes llegan en horarios irregulares y se quedan sólo unas pocas horas. Puede ser que estas reuniones sean para coordinar actividades ilegales de alto nivel.

—Eso encaja con lo que hemos visto —dijo Rhodes, frunciendo el ceño—. Necesitamos ir allí y reunir pruebas antes de que se den cuenta de que estamos cerca.

El grupo decidió dividirse para abordar el asunto de manera efectiva. Caín y Fiona se encargarían de realizar la entrevista a Hart, mientras que Rhodes y Mei prepararían la operación para recolectar pruebas en la finca.

Evelyn Hart, conocida por su elegancia y su reputación intachable, recibió a Caín y Fiona en su lujosa oficina con una sonrisa cálida. La mansión estaba decorada con un gusto exquisito: alfombras de terciopelo, paredes adornadas con obras de arte y muebles de diseño. La escena contrastaba fuertemente con la tensión que se sentía en el aire.

—Detective Caín, es un placer recibirlos —dijo Hart, con una gracia calculada—. ¿En qué puedo ayudarles hoy?

Caín y Fiona se sentaron frente a ella, su presencia imponente contrastaba con el entorno sofisticado.

—Estamos investigando una serie de desapariciones y asesinatos que parecen estar conectados con varias figuras influyentes —comenzó Caín—. Sabemos que ha estado en contacto con personas involucradas en estos crímenes. Queremos entender su conexión con estos eventos.

Hart mantuvo una expresión de sorpresa y preocupación que parecía demasiado ensayada. —Detective, estoy comprometida con la filantropía y mi reputación. No tengo conocimiento de ninguna actividad ilegal. Creo que deben estar equivocados.

Fiona, con su mirada aguda, examinaba cada reacción de Hart. —Hemos encontrado evidencia de que ha estado en contacto con individuos de la organización criminal vinculada a estos casos. ¿Puede explicar estas comunicaciones?

Hart se puso tensa. —Es posible que haya habido algún malentendido. Mi equipo y yo estamos siempre rodeados de personas de alto perfil, y es difícil saber con quién realmente están asociados.

Mientras Hart hablaba, Caín notó que su mano temblaba ligeramente al tomar un sorbo de su copa de vino. Era un signo sutil, pero era suficiente para confirmar que algo no estaba bien.

—Necesitamos verificar su coartada para las fechas clave —dijo Caín—. Cualquier información adicional que pueda proporcionarnos será muy útil.

Hart se mostró cooperativa en apariencia, pero su inquietud era palpable. Cuando terminaron la entrevista, Caín y Fiona se despidieron, sabiendo que la verdadera clave de la investigación podría encontrarse en la finca de Hart.

Mientras tanto, Rhodes y Mei se habían infiltrado en la finca de Evelyn Hart. La mansión, aunque lujosa, tenía un aire inquietante. El grupo se movió con cuidado, siguiendo los patrones de las cámaras de seguridad y las rondas de los guardias.

—Esto es más grande de lo que imaginamos —susurró Mei mientras se movían entre las sombras—. La vigilancia muestra que los visitantes se dirigen directamente al sótano.

Finalmente, llegaron a una sala subterránea oculta tras una pared secreta. La habitación estaba iluminada débilmente por una luz tenue que proyectaba sombras grotescas. El aire estaba cargado de un hedor nauseabundo. Documentos, fotografías y otros materiales estaban esparcidos por la sala, y lo que más llamó la atención fueron una serie de fotografías inquietantes de víctimas en un estado de tortura. La escena era un festín de horror: las víctimas, atadas y mutiladas, tenían marcas de cuchillos y quemaduras. La sangre y los restos de carne estaban esparcidos por el suelo y las paredes.

—Esto es mucho peor de lo que pensábamos —murmuró Rhodes, su rostro pálido mientras examinaba las imágenes—. Estas fotografías parecen documentar cada paso de los asesinatos. Debemos asegurarnos de que esta evidencia llegue a las autoridades lo antes posible.

Pero antes de que pudieran hacer más, un grupo de hombres armados irrumpió en la sala. Los atacantes eran brutales y estaban dispuestos a todo para proteger los secretos de Hart. El caos se desató mientras Rhodes y Mei se enfrentaban a los atacantes. Los disparos resonaron, y el sonido de cuerpos golpeando el suelo mezclado con los gritos de dolor llenaba la sala. La batalla fue brutal y sangrienta, con cada golpe resonando en la sala. La sangre salpicaba las paredes y el suelo, mezclándose con el líquido oscuro que ya manchaba el lugar.

En medio del enfrentamiento, Mei se encontró con un agresor que intentó apuñalarla. Con un grito agudo, Mei esquivó el ataque y, en un movimiento rápido, le arrebato el cuchillo y lo clavó en el abdomen del atacante, que cayó al suelo con un alarido.

Las víctimas capturadas eran liberadas y llevadas a un lugar seguro, pero el enfrentamiento con los guardias de Hart fue feroz. Los cuerpos caían al suelo con un sonido sordo, y la sangre manchaba el suelo de la mansión. Finalmente, con el esfuerzo combinado de Caín, Fiona, Rhodes y Mei, los atacantes fueron neutralizados y la evidencia crucial fue asegurada.

De regreso en la oficina, el grupo se reunió para evaluar los resultados. Los documentos y fotografías que habían encontrado proporcionaban una visión aterradora de la red de corrupción y el horror que había estado oculto durante tanto tiempo.

—Lo que hemos descubierto es horrendo —dijo Caín, mirando los documentos con una mezcla de ira y determinación—. Las pruebas de tortura y asesinato son espeluznantes. Ahora debemos presentar esta evidencia al público y asegurarnos de que los responsables enfrenten la justicia.

El caso estaba lejos de haber terminado, pero la revelación de los crímenes y la red de corrupción significaba que el primer paso hacia la justicia había sido dado. Con la verdad finalmente expuesta, Caín y su equipo sabían que el desafío no había terminado, pero estaban más cerca que nunca de cerrar este capítulo oscuro. La tormenta que había comenzado en la noche estaba comenzando a disiparse, dejando paso a un nuevo amanecer lleno de esperanza y determinación. Sin embargo, el conde, un nuevo enigma en la trama, seguía en libertad, escogiendo a su próxima víctima. La sensación de peligro inminente y el miedo a que el conde atacara nuevamente mantenían a todos en alerta máxima. Caín y su equipo sabían que debían apresurarse a resolver el caso antes de que fuera demasiado tarde.

Pasaban los días rápidamente y el conde seguía siendo un enigma que debía descifrarse antes de que volviera a atacar. La presión aumentaba y el tiempo se convertía en un enemigo tan temido como el propio conde.

CainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora