El alta

25 9 6
                                    

No hay mucho que hacer estando encerrado entre las cuatro paredes de una habitación de hospital.
El doctor Kim vino a revisarme hace aproximadamente una hora, pero no quiso quitarme todos estos aparatos del cuerpo por precaución.

Mi celular está sin pila, mi padre no quiso traerme el cargador porque dijo que eso era lo que me causaba la mayoría de mis malestares por toda la radiación y blablabla. Aburrido.

Jimin y Taehyung no están internados, hace una semana que no los veo y sé de ellos, gracias a qué Jungkook me da razones de como están.

Terminé de escribir la carta del día de hoy y no tengo nada más que hacer.

¡Ya quiero irme a casa!

Escucho el chillido de la puerta abriéndose lentamente y volteo en dirección a ella. Es papá.

—Hola, Yoon —Se acerca a mí con una sonrisa plasmada en su rostro y deja un beso en mi frente.

Le sonrio correspondiendo a sus muestras de cariño. Paso mi mirada detrás de él, pero no veo rastro de Jungkook, más sin embargo siento su perfume en el aire.

Tan predecible.

—Jungkook, sal de donde estés, ya olí tu perfume —escucho una suave risa que me hace sonreír. Jungkook aparece en mi campo de visión a los contados segundos. —A la próxima no te eches todo el perfume si no quieres que me dé cuenta que has llegado. —Suelta una sutil risa y camina hacia mí.

Jungkook se ve realmente guapísimo, está vistiendo unos jeans negros y un suéter color vino que le hace resaltar su color de piel blanca. Nunca he podido encontrarle algún rasgo feo en él, excluyendo las semanas en las que apenas y nos estábamos conociendo. Él es maravillosamente imperfecto ante mis ojos. 

Mi padre nos hace una señal de que irá a buscar al doctor para mí orden de salida. ¡Al fin!

—¿Te han tratado bien, amor? —deja un beso en mi mejilla.

Niego con la cabeza, haciendo un puchero. Aquí voy yo, por cuarta vez en la semana dándole mis quejas sobre el hospital y sus asquerosas comidas. Me escucha atento, permaneciendo de pie frente a mi con las manos ocultas detrás de su espalda.

—La comida es un asco, kookie. Me quiero ir de aquí y no regresar más nunca.

—Amor, es lo que debes comer mientras estás aquí. Es por tu bien —niego echándome a la camilla.

¿Debo? Ya debo morirme y aún así sigo aquí, pidiéndole al cielo tiempo y fuerzas para estar un poco más aquí. Con él.

—Debo…pero no me gusta en absoluto.

Se acerca a mi y deposita un beso en mi frente, sonriéndome.

—Tengo algo para ti. Cierra los ojos

Debí suponer que traería algo para mí.
Cierro los ojos esperando que me dé alguna señal para poder volver a abrirlos.

—Ya… —ne dice en tono bajito.

Mis ojos se abren lentamente y luego los siento picar de la emoción. No sé desde cuándo estoy tan malditamente sensible para sentir que me echaré a llorar hasta con el ruido que hace un mosquito al pasar. Pero Jungkook es todo un detallista, siempre lo ha sido.

Tomo con delicadeza entre mis manos el pequeño peluche. Es polar, de tres osos escandalosos, una de mis caricaturas favoritas.

¡Jungkook es muy lindo conmigo! Moriré de amor antes de morir por cáncer. Broma, ¿Ok?

Subo mi mirada hacia él y le sonrio.

—Es tan suave y lindo. Gracias, amor —le sonrio, acariciando con delicadeza al peluche. Es realmente suave.

—¿Más que yo? —alza una ceja y se cruza de brazos, fingiendo molestia.

—Tu eres mucho más lindo, Kookie —sonríe satisfecho y se sienta en la orilla de la camilla.

—Te faltó decir que era más suave… —suelto una leve risa. Él también es todo un mimoso. —compré los tres —lo miro alzando una ceja —Es un regalo para jimin-ssi, Taehyungie y tú.

Sus mejillas ahora adquieren un color carmesí que lo hace lucir adorable. Muy lindo.

—Panda claramente es Jimin, ¿No? —asiente soltando una risa —le queda bien.

Asiente levemente y lo veo juguetear con el aro metálico que tiene en su labio inferior.

—¿Quieres pasar la noche en mi departamento? Puedo pedirle el permiso a tu padre.

—Mañana tienes trabajo y-

—Pedí el día, y afortunadamente ya salí de vacaciones de la universidad. Por mi no hay problemas, amor, ¿Quieres? —lo miro esbozando una sonrisa y asiento.

Pasar la noche con él, en su departamento, viendo alguna película o sencillamente gastando nuestro tiempo hablando y mirándonos, es reconfortante y único.

Se acerca a mi con el fin de dejar un beso en mis labios, pero la puerta abriéndose y dejando ver a mi padre en compañía del doctor nos interrumpe. Nos separamos nuevamente y siento mis mejillas calientes y muy seguramente rojizas, pero no son nada a comparación de las rojas y avergonzadas mejillas de Jungkook.

—Siento mucho interrumpir su preciado momento romántico, luego le siguen —dice el doctor Kim, quien se acerca a mi con una muy bonita sonrisa en sus labios.

Su pulcra bata blanca, tiene en el bolsillo a la altura de su pecho grabado en cursiva las siglas “Dr” y luego su apellido y nombre “Kim seokJin

Luego de revisarme y darle la orden a mi padre para ir por el alta, salió de la habitación.

—Iré a dejar la orden para salir en un rato —dijo mi padre, moviéndose hasta la puerta.

—Señor, Min —jungkook habló, haciendo que mi padre volviera a mirarnos curioso. —¿Yoongi podría quedarse esta noche en mi departamento? No es para nada ma-malo, es que quiero pasar tiempo con él —dice nervioso.

No es la primera vez que me quedo en el departamento de Jungkook, pero se siente un poco distinto ahora que Jungkook le pide un permiso de ese tipo a mi padre personalmente y no por mensaje o llamada. Puedo imaginar lo nervioso que está Jungkook al ver que mi padre no dice nada y solo nos observa.

—Si no tienes que trabajar y YoonGi está de acuerdo, por mi no hay problema, muchacho. —sonreí al escuchar a mi padre y miré a Jungkook, quien también sonreía ampliamente.

—Gracias, señor Min. —Hizo una reverencia hacia mi padre y me miró. —Noche loca.

Solté una risa al ver la diversión en su mirada. Ese es el chico que amo.




















Before Die Donde viven las historias. Descúbrelo ahora