Carta N°11

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El resultado…

La mirada de mi padre y del doctor Kim me lo dijo todo.

Habían transcurrido tres días desde que me practicaron los estudios semanales para saber sobre mi estado.

Fui con mi padre a la hospital porque JungKook debía ir a trabajar. Se había tomado cuatro días de descanso por la muerte de Jimin, pero lo necesitaban urgente en su puesto y yo no permitiría que perdiera su empleo solo por acompañarme a la entrega de unos resultados clínicos. Eso era cosa de cada semana.

Al llegar a ese lugar, el olor a limpio y cloro me hicieron sentir un revoltijo en el estómago demasiado asqueroso. Creo que nunca podría acostumbrarme a ese olor y ese ambiente deprimente que emerge en cada pasillo de ese frío lugar.

Siempre estoy preparado para cualquier mala noticia porque mi condición no da a esperar mucho.
Solo un milagro podría hacer que mi salud mejore y no muera antes de cumplir años de vida.

Por esa misma razón, cuando el doctor Kim levantó la vista hacia mí padre y luego me miró a mí, lo supe.

Los resultados no fueron esperanzadores.

Los resultados eran mi sentencia de muerte. Mi fin.

Ese resultado lo dejaba todo claro.

Finalmente… hizo metástasis.

La opresión en mi pecho me hizo sentir quebrado, pero me mantuve sentado, en silencio y con la mirada fija en el hombre pelinegro frente a mi. El doctor Kim tomó aire buscando tranquilizarse.

Estaba consiente que toda esa situación con Jimin, tenía a todos en el limbo y sensibles. Incluso a mí.

En el momento que ví de reojo a mi padre, pude apreciar las lágrimas recorriendo sus mejillas y no quería imaginarme como se sentía. Debía sentir impotencia y ese sentimiento que es inexplicable expresarlo con palabras e imposible ponerle un nombre. Ese mismo que yo estaba sintiendo en ese momento.

“Hizo metástasis…el ochenta por ciento…” nos comunicó el doctor Kim.

Si, mi sentencia era esa.

Él cáncer finalmente había arrasado con más del cincuenta por ciento de mi cuerpo.

Solamente me quedaba esperar…

Esperar la hora de morir.

—Min.Y—



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