Suena el vibrante silencio de la noche,
está a minutos de iniciar sin sol el día.
Un hombre yace sobre el fango,
dentro de él, llora el niño que ayer reía.La lámina recargada sobre las palmeras
es inmaculada evidencia de carencia,
deja ver lo breve de la madrugada
y abraza con sus ojos tristes, lo poco,
lo que queda de pie a su vista.Ladra a los cocos caídos, un perro flaco,
tiene la pata rota y el destino de los peces
que sobre el agua con escombros flotan.En quella misma sábana de tierra
una hija joven, con su hijo, observa.
Recuerda los brazos de su madre;
Mujer vieja que se fue con la tormenta,
piensa en el calor que se ha esfumado
con el cielo enrojecido de tristeza.El pueblo aplastado busca sus redes,
sus botes y a sus marineros.Las noticias hablan de la costa bella,
de monstruos de veinte pisos.
Corren historias de hoteles y saqueos,
pero nada mencionan del pueblo
y del innerte cuerpo de un hombre
que olvidado sobre el fango perece.