Si tus ojos no pueden verme
conóceme a través de la poesía,
vive con mis cuentos del pasado.
Confía en la gente que te habla de mi.
Si tus manos no pueden tocarme,
siénteme en las palabras de tu madre,
de tus abuelas, de tus tías.
Ve con tus abuelos
y pregúntales por mi.
Si tu olfato no me capta,
aunque te esfuerzas,
encuéntrame en las mañanas lluviosas,
en los días del verano,
en la morada primavera o en las luces
del árbol de navidad.
Pero sobre todo,
nunca olvides,
que ante la duda
estaré en el horizonte,
en las tristezas habitaré la almohada,
de la alegría seré suspiro
y que en tu vida
serás feliz.
