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De inmediato se volteó, dándoles la espalda a las chicas dormidas, y sintió que iba a tropezar contra alguna pared. Sus hijas habían estado metidas inocentemente bajo los cobertores con una división de almohadas entre ellas.

Pero el pantalón de Rebecca... Algo dentro de ella se revolvió.

Regina se sentó en la mesa de la cocina, de nuevo. No podía sacarse de la cabeza lo que había visto.

El pantalón de pijama de Rebecca, en un ovillo arrugado tirado en el piso.

Se inclinó hacia atrás en la silla y exhaló lentamente. Tal vez no significaba nada. Tal vez Rebecca había sido únicamente Becky, y no pudo decidir con cual pantalón dormir, así que se trajo dos y que no había usado, terminó en el piso.

Regina frunció el ceño.

O quizá era algo más.

Sacudió la cabeza de un lado a otro. ¿Por qué, casi de pronto, se había lanzado a la conclusión de que algo estaba pasando? ¿Acaso estaba tan mal de la cabeza para pensar así sobre sus hijas? ¿O sólo era muy perceptiva?

— ¿Qué han hecho? — Susurró. Puso la cara en sus manos y suspiró profundamente. De seguro nada malo. Pero cualquier cosa podía ser mala, cualquier cosa podía ser muy mala.

Después de levantase con lentitud, determinó regresar a la cama a meditarlo un poco. No quería en lo mínimo dedicarle más tiempo a pensar sobre eso, pero sabía que iba a afligirse de todos modos durante los días que venían.

Tal vez, decidió, no era nada.

Regresó a su habitación con cansancio y sin mirar la sala, aún mientras pasaba por ella.

••••••

Becky abrió un ojo. La luz del dormitorio de sus padres estaba apagada y todo estaba en silencio de nuevo.

— Freenky — susurró.

— ¿Mm?

Becky se sentó con lentitud. — ¿Estabas dormida?

— Yo... — Freen abrió sus ojos, bostezando. — Tal vez

— Eso estuvo cerca — comentó la menor, permitiendo que una sonrisa se arrastrase en sus labios, pero pronto la cambió por una mueca de dolor. — Ouch.

Freen se despertó instantáneamente, acercándose más cerca de su hermana.

— Oh Dios, ¿estás bien?

— Lo estaré — contestó Becky, besando la nariz de su gemela — pero quiero lavarme... Y tengo hambre.

Freen sonrió y bajó su cabeza lo suficiente para rozar sus labios.

— ¿Duele? — Preguntó con voz silenciosa.

Becky asintió.

— No voy a olvidarlo — declaró. — Mañana voy a sentirlo todo el día, Freenky... Voy a sentir como me lo hiciste.

Freen tragó duro y le apretó los hombros, jalando de su cuerpo desnudo para que se levantase.

— Agarra tu pantalón, quiero lavarte.

Cerraron la puerta del baño y Freen viró hacia Becky, bajándole el pantalón. El mismo que su madre había visto en el suelo, pero por supuesto, ellas no lo sabían.

— ¿Para qué me lo puse de nuevo? — Preguntó Becky en tono de burla.

— En caso de que nos encontráramos con la abuela — respondió Freen haciendo que su hermana riera. Se arrodilló, rozando con sus labios el estómago de Becky y haciendo que ella jadeara suavemente. — Voltéate.

Don't Tell Mom // FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora