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Por la mañana, completamente sobria y con una ligera resaca, Freen quiso golpearse en la cabeza por lo descuidadas que habían sido. No sólo la noche anterior, sino por todo. Habían sido tan descuidadas en casa, en el autobús, en los clubes...

Freen observó a Becky durmiendo profundamente sobre la cama, y sacudió la cabeza. Su propia madre sabía, y ahora quizá también Nessa. Ellas, obviamente, estaban perdiendo el control de la situación. Quería sentirse peor, culpable o avergonzada, pero una gran parte de ella no podía sentirse mal por lo mucho que amaba a su hermana.

¿Era tan malo que no quisiera ocultarlo siempre?

— Sí lo es — se masculló a sí misma. Suspiró y dejó que su mano acariciara suavemente a Becky por lo largo de su cuerpo, antes de ponerse de pie.

Decidió bajar para desayunar temprano. No tenía hambre, pero sabía que Nessa estaría allí.

Después de que estuvo bañada y vestida, Freen dejó un beso sobre el vientre de Becky y marchó hacia el área de desayuno. Tiró nerviosamente de su gorra mientras descendía en el ascensor.

¿Qué iba a decir?

Sentía miedo de tal vez confesarlo todo únicamente por decírselo a alguien. No confiaba en que Nessa estuviera de su lado, pero tanto esconderse y escabullirse realmente era un peso sobre ella.

— Buenos días — saludó caminando por el área de desayuno. Nessa estaba sentada en una de las mesas con un periódico y un plato de waffles.

— Oh, hola — respondió Nessa. Dejó el periódico y le señaló las sillas continuas. — Sírvete. Desayuno continental gratis.

Freen rió ligeramente.

— Claro.

— Te despertaste temprano. — Nessa se inclinó hacia delante. — ¿Algo te molestaba?

— No. — Freen desvió la mirada, fingiendo echar un vistazo al desayuno. — ¿Por qué? — Nessa tomó un largo sorbo de su jugo.

— No lo sé, Freen.

Ahí estaba, ese tono.

Freen estuvo inmediatamente segura de que Nessa sabía algo. Trató de no hacerle caso a sus nervios, relajar sus hombros y parecer despreocupada.

— Estas camas del hotel son horribles.

— La mía estaba muy bien, pero yo tenía toda la cama para mí sola, así que... — Dijo Nessa, volviendo a leer su periódico.

Freen mordió su labio. ¿Qué significaba eso? Decidió ignorarla y eligió su desayuno, a pesar de que se sentía como si fuera a vomitar.

— Entonces — dijo Nessa con el periódico ocultando su rostro. — ¿Cómo está Becky esta mañana?

Freen dejó caer la rosquilla que sostenía.

— ¿Cómo voy a saberlo?

No, eso no sonó para nada a la defensiva.

— Ustedes dos comparten habitación — dijo Nessa, suavemente. — Igual que Mads y yo, ¿no?

Freen asintió y dijo.

— Sí, pero ella estaba dormida cuando me fui. Uhm, anoche estaba realmente ebria, ¿sabes?

— Las dos lo estaban — dijo Nessa. — Ustedes no aguantan nada. — La baterista rió levemente entre dientes y eso tranquilizó a Freen.

— Uh, sí. Apenas recuerdo algo — mintió. — No hice nada vergonzoso, ¿verdad? — Nessa rió de nuevo.

— Ah, sólo lo habitual.

Don't Tell Mom // FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora