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Las gemelas siguieron por un vestíbulo al hombre de traje, silenciosamente. Tenían la cita programada hacía más de un mes para ver el lugar en donde se realizaría su fiesta de cumpleaños y, aunque no se hablaran la una a la otra, ambas sabían que no podían omitirlo.

— Aquí está la barra — dijo el hombre mostrándoles una enorme habitación. — Será barra abierta por una tarifa plana que cubriremos en el contrato. Sus invitados podrán entrar y salir de aquí y, a continuación, ingresar al el salón de fiestas con una pista de baile. Por aquí.

Becky se cruzó con una gran zancada delante de Freen y se mantuvo al lado del hombre. Freen rodó sus ojos y miró alrededor. Debía admitir que el sitio era bastante agradable. Becky tenía buen ojo.

— ¿Su fiesta tendrá un tema? — Preguntó el hombre.

— Sí, todas usarán vestidos — no pudo evitar decir Freen.

Becky gruñó.

— Será una noche de Casino.

— Ah — respondió el hombre, ignorando, por educación, la tensión entre las gemelas. — Bueno, tenemos un código de vestimenta, pero puede hacerse una excepción para una fiesta privada.

— Eso no será necesario — dijo, dulcemente, la menor de las gemelas. Freen se mordió la lengua.

— Entonces, ¿qué opinan? — Preguntó. — Puedo ir por el papeleo e iniciaremos el trámite de alquiler.

— Bueno, estamos esperando a alguien más — dijo Becky, echando un vistazo a su hermana. — Se supone que nuestra madre se reuniría con nosotros aquí.

— Pero el lugar es genial — dijo Freen. — Estoy segura de que podemos empezar con el trámite.

Becky sacudió la cabeza.

— No, no, tenemos que esperar. Prometimos que ella podría revisar el lugar antes de...

— Es nuestro dinero, y yo digo que lo hagamos — interrumpió Freen. — Y creo que debemos hacer excepciones con el código de vestimenta — le dijo al hombre que lucía incómodo en extremo.

— De acuerdo — contestó el señor aclarándose la garganta. — ¿Qué tal si ambas echan un vistazo alrededor un poco más y, por si caso, iré a traer los papeles? Mientras pueden esperar a su mamá.

Él se alejó con rapidez, y las gemelas podrían haberle dicho que no era suficientemente rápido. Becky suspiró y se cruzó de brazos, y miró a su hermana con ira.

— ¿Qué? — Preguntó Freen. — Es nuestro dinero.

— Ella es nuestra madre.

— Nunca antes te preocupaste por lo que pensara — respondió arrugando la nariz. — Y no usaré un vestido.

— Bien — dijo Becky en voz alta, volteándose y caminando a pisotones. — Tengo que ir a revisar los baños.

Freen vio a su hermana alejarse y sintió ira revolviéndose en su vientre. La pelea había sido estúpida y ya había pasado demasiado tiempo. Normalmente se besarían y lo arreglarían luego de una hora. Pero ahora no se habían hablado más de un día, y Becky era tan obstinada. Freen suspiró en voz alta y caminó detrás de la otra chica. Pensó en el compromiso... Tal vez podría usar un vestido, uno casual. La idea casi le hizo enfermar, los vestidos eran tan incómodos y formales y picaban y...

Empujó la oscilante puerta del baño y vio a Becky de pie frente al espejo observándole con una mueca.

— ¿Están a tu gusto? — No pudo evitar preguntar. — Los baños.

Don't Tell Mom // FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora