Dieciocho

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Jimin estaba a sólo semanas de su celo y le daba vueltas al asunto de la marca a cada segundo del día. Sus amigos le habían llamado para decirle que habían encontrado información al respecto, pero que preferían hablarlo en persona. Así que planearon reunirse el domingo para conversar. Irían a un café cerca de la universidad y tratarían el asunto.

No sabía si debería decirles a los señores o no. Aun sentía que le avergonzaba un poco la intimidad que estaban creando entre los tres. Ya habían tenido sexo varias veces y había pasado a compartir cama con ellos cada noche. Así se sentían más cómodos y tranquilos.

En la oficia el trabajo era igual y aunque le habían pedido que fuera de la compañía los llamara por sus nombres, no podía. No tenía la suficiente confianza para hacerlo.

Era todo muy nuevo y había muchas cosas a las que todavía temía. Aún después de aceptar el hecho de que el destino lo había emparejado no a uno sino a dos alfas, seguía teniendo muchas incógnitas, que esperaba que sus amigos le ayudarán a resolver.

Tan inesperado había sido todo. Jamás imagino que su vida cambiara tanto en tan poco tiempo y todo por haberse visto en la necesidad de encontrar un trabajo para pagar un viejo departamento en el que ya ni siquiera vivía.

Se vio sacado de su nube de pensamientos por un brazo rodeando su cintura y unos labios besando su mejilla. Estaba en casa, era sábado y el trabajo había terminado hace rato.

—¿En qué piensas, mocoso?

—¿Hasta cuándo me llamará así, señor Min?

—Hasta que aprendas que me llamo Yoongi o Suga, si prefieres. —refunfuñó el alfa.

—No puedo. Es difícil llamarlos por sus nombres. Ustedes siguen siendo mis jefes.

—Pero también tus alfas, pequeño —dijo Hoseok con paciencia —¿No has terminado de entenderlo?

—Señor Jung... Ahí... Ahí no. —tartamudeó Jimin de pronto.

—Di mi nombre y dejaré de hacerlo, o tal vez no. Eres muy sensible Jimin. —Hoseok besaba el cuello de Jimin lentamente mientras le hablaba.

—¿Sabes, mocoso? Desde que llegaste a nosotros sólo has volteado nuestro mundo de cabeza. Ya no podemos hacer nada si no estás tú al rededor.

—¿Eso es malo? —Jimin se revolvió bajo las atenciones de sus alfas—. Lo siento.

—No te disculpes. No lo digo de mala manera. Digo que es fácil hacerse adicto a ti. Jamás pensé que llegaría a interesarme por un omega, pero aquí estás tú y has revolucionado todo en lo que creíamos Hoseok y yo.

—Me siento igual —dijo Jimin. —Siempre creí que algún día encontraría a mi alma gemela, a mi compañero. Nunca me hubiera imaginado que serían dos compañeros.

—¿Y estás bien con eso?

—Si, señor Ju... ahhh.

—Di mi nombre, Jimin.

Las caricias habían bajado a sus caderas y los besos a su clavícula.

—Sí, Hobi... sí.

—Quiero escuchar mi nombre de tus labios, Jimin.

—Yoon... Yoongi.

—Eso es. Se oye bien —alabó el alfa.

Estaba empezando a perderse en el placer de ser acariciado y besado con tanta devoción.

—Jimin.

—Sí.

—¿Cuándo es tu celo?

El asunto que tanto estaba evitando pensar demasiado. No estaba preparado para lo que fuera que fuese a pasar.

INOPINATUM |YSM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora