𝖝𝖎𝖎𝖎.❝ᵀʳᵉᵍᵘᵃ❞

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𝕯efectos son ventajas, si los observamos desde una perspectiva diferente

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𝕯efectos son ventajas, si los observamos desde una perspectiva diferente.

Lucía nunca creyó en confirmarlo, pero el ser un defecto, le generaba un beneficio por primera vez en su vida.

Ser un bicho raro, evadía la atención de forma positiva y la obtenía en el opuesto.

Los ojos de todo el mundo sobre ella, no era una experiencia satisfactoria y por más rogar ser un fantasma a la vista, ya no se puede aplicar esa estrategia tan conocida a cuando era niña, porque a esa edad los mayores te regalan sonrisas incomodas y palmitas en la cabeza, los compañeros del salón se burlan y excluyen de juegos y a todos les resulta más fácil ser indiferentes.

Pero los bichos pequeños crecen y se vuelven expertos en ser incomodos y ocupan un espacio, que todos deben pagar, así que no queda más que adaptarlos y tratar de que sean funcionales como beneficiosos, para creer que no son un desperdicio en este mundo.

Estaba agradecida con su jefe Saul Gutiérrez, la ponía hacer el trabajo que le resultaba innecesario y desagradable. Si, a veces resultaba un poco irritante parecer su criada personal, pero nunca se había sobre pasado por un par de miradas que le dio a su trasero cuando estaba en su oficina a solas con él a comparación de las invitaciones extrañas que les hacía a sus compañeras.

Pero en esos momentos y sobrecarga de trabajo, le habían permitido lograr obtener la información relevante, que parecía estar a la vista de todos y nadie en esa empresa le interesaba investigar, como la ocasión que la mando a imprimir aquel contrato y lo vio frustrado tirar el anterior a la basura aquella hoja arrugada.

Al verlo salir de la oficina, saco de aquel bote la basura y la guardo con sumo cuidado en el bolso interior de su saco, como saco una copia extra de aquel acuerdo en su discreta ida a la fotocopiadora, al acomodar los documentos.

Su jefe nunca se dio cuenta y nunca lo haría, el revisar los documentos le era tedioso, Lucía siempre los mantenía en orden y buen estado. Gutiérrez se la pasaba haciendo llamadas importantes, yendo y viniendo de oficina en oficina, así como evitaba hablar con ella más de lo necesario, porque le resultaba aburrida e incómoda.

A parte, la colección estaba en proceso y todos tenían la cabeza metida en sus tareas como para ver al de al lado, aunque esa semana, no tanto.

El presidente, ni vicepresidente como asistente de Presidencia se encontraban, diversas diligencias los mantuvieron fuera de Ecomoda una semana entera. Eran espíritus que hacían acto de presencia para firmar documentos, atender a clientes potenciales y ver el proceso de la colección, así que todo se relajó lo suficiente, como para escuchar las voces de sus compañeras conversando a cada rato, Patricia Fernández llegara media hora tarde todas las mañanas y el cuartel quedándose lapsos más largos en el baño conversando.

El sonido de las teclas de los escritorios de al lado la estaban arrullando, así que restregó sus ojos con impaciencia para disipar el sueño tortuoso; la noche anterior por error se había quedado dormida en aquel sillón incomodo en la habitación de Sam, su tía le había meneado el hombro con suavidad para marcarle que eran las 6 de la mañana y a tropezones se colocó los zapatos y tomo un taxi a toda velocidad para llegar a casa, darse una rápida ducha y estar lista para el trabajo.

𝕽𝖊𝖉𝖊𝖓𝖈𝖎ó𝖓 ┃𝒟.𝒱.Where stories live. Discover now