2. Livin' la vida Loca

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La reina de la noche, la diosa del vudú

Yo no podré salvarme, ¿podrás salvarte tú?


-Total, – dijo Martin, con un énfasis exagerado y con la intención de resumir los puntos expuestos – el equipo del programa decidió que sería divertido que intercambiara las zapatillas a los pretendientes para luego gravar sus reacciones.

-Pues ya ves tú que gracia puede tener eso.

Juanjo estaba sentado en su cama, apoyaba el pie lesionado encima de su muslo. Martin llevaba algunos minutos gesticulando e intentando convencerle de que no estaba robando ni hurgando en sus cosas.

El chico ahora le observaba en silencio, de pie frente a él, y Juanjo no podía parar de oír en su cabeza: No tengo problema en darte un trato especial. Quizá, si le hubiera conocido en cualquier otro lugar...

- Bueno, y dame las zapatillas – Juanjo alargó la mano y subió la mirada unos instantes.

- ¿Y tú que haces aqui?

-¿Pues qué voy a hacer? Esta es mi habitación.

-Ya, pero tan pronto,- desarrolló Martin - no teniais que volver hasta dentro de dos horas. ¿Porque volviste solo?

-¡Aah!, - Juanjo exclamó al acordarse del motivo y origen de todas sus desdichas. Bajó la mirada y volvió a centrar toda su atención en su pie.

-¿Qué pasó?

La estancia disponia de un balcón por el que se filtraba el aire y las luces de un atardecer que ya empezaba a ser noche.

-Pues estábamos en la playa, - movia la mano gesticulando en el aire, -haciendo una prueba de saltar en unas colchonetas, mientras contestábamos unas preguntas. Osea, las colchonetas como separadas y si acertábamos avanzábamos... que a ver también quien se inventó la pruebecica, - añadió en tono indignado, - y pues mientras saltaba de una colchoneta a la otra, me caí. ¡Qué vergüenza dios mío!, espero que no lo hayan gravado – se pasó la mano por el cuello, – y pues me torcí el pie, y me corté con las costuras de los inchables.

Martin avanzó hacia él y se acuclilló a su lado con la intención de observar también su herida.

-No se ve nada, - se justificó Juanjo, apartando su cuerpo hacia atrás, - el equipo médico me lo vendó.

-¿Te duele?

El tono de preocupación hizo que el maño apretara los labios. Antes de que pudiera darse cuenta, los dedos de Martin estaba deslizándose con sumo cuidado por encima del vendaje; resiguiendo los pliegues de las vendas, avanzando de manera horizontal, cuando llegó al límite del vendaje, siguió por el borde que limitaba con su piel.

-Bueno, ya esta. - dijo Juanjo, bajando el pie al suelo con brusquedad – vamos, ¿no tenias que mezclar las zapatillas?

-¿Pero te duele? - Martin insistió.

Justo en ese momento, Juanjo se alzó y sintió como el dolor aún retumbaba levemente por su pierna.

-Pues casi nada, si lo apoyo mucho, - intentaba controlar el peso que podia poner sobre la planta del pie y las zonas en las que era seguro apoyarse – nada, - añadió con el tono más convincente del que fue capaz.

Sus ojos chocaron momentáneamente con los de Martin.

-Tienes que mezclar las de Rudy con las de Carlos, no se llevan muy bien y puede ser graciosa la situación.

-Rudy es tu compañero de cuarto, ¿verdad?¿En que habitación está Carlos?

-Está con Ian en la tres, no sé que cama es de cada uno, pero la cama de Carlos debe estar llena de libretas y dibujos, asi que será facil de identificar.

CaribeMix2000Donde viven las historias. Descúbrelo ahora