Por mucho que te escondas no te vas a librar
Tarde o temprano acabas cayendo
Sentía el deseo revolviéndose en su pecho.
Su cuerpo tiritaba y quemaba a partes iguales. ¿Era así cómo se sentía la gente? Empezaba a entender mejor los dramas que montaban sus amigos. Miró el cubata que tenía delante, lo llevó al fregadero y vació el contenido. Lo llenó de agua y se la bebió de un trago.
Si algo le gustaba a Juanjo era tener el control. Era como una adicción. Tenía las libretas organizadas, la agenda al día. Nunca se le olvidaba un cumpleaños, llegaba antes de la hora, separaba la ropa por color antes de lavarla y no se le acababa el rollo de papel sin tener otro de recambio. Había escogido una carrera que le asegurara un trabajo y, cuando se había rendido a la música, había querido tener el control total de su proyecto. Él decidía las letras, las bases, las melodías, las salas de concierto y cada persona con la que trabajaba.
Siempre lo había controlado todo y ahora iba a lograrlo.
Era consciente de que las cámaras les rodeaban, la fiesta formaba parte del contenido que se iba a emitir en la gala.
Cerró los ojos y cogió aire, se imaginó con Denna y Salma. Tenía que pensar que no era más que otra noche de las que salía con ellas. Se preguntaba qué le dirían, siempre le acusaban de no sentir nada, seguro que se iban a descojonar en su cara.
-¡Juanjo!
Abrió los ojos y vio a Carlos mirándole con una gran sonrisa en los labios.
-Qué te estás durmiendo.
-Normal, con este muermo, - saltó por encima de la isla - ¡vamos!
Quizá fuera por el cansancio de los últimos días, pero todos parecían ser víctimas de una euforia que les hechizaba.
Las guirnaldas colgaban del techo y las luces de discoteca les iluminaban. Habían retirado la mesa del comedor, haciendo una especie de pista de baile. Los platos de comida estaban repartidos por la sala y les habían dejado una caja con props por los que ahora se peleaban.
Emilio le puso una corona de rey a Martin y Juanjo encontró una diadema de flores rosas que le gustaba.
Primero insistieron para que Ian les enseñara los bailes de Lola. Había estado en su tour, y los chicos se morían por aprender las coreografías. Juanjo se quedó por la parte de atrás e intentó seguir los pasos, concentrarse en Ian y no mirar a Martin demasiado.
Sus esfuerzos cayeron por el precipicio cuando el vasco se subió de pie a la isla.
-Voy a enseñaros "Baile y muerte" - se dirigió a su audiencia - ¡atentos!
Todos empezaron a aplaudir y a chillar.
Juanjo ya no pudo bailar. Los músculos de Martin se marcaban en sus brazos, la piel asomaba en su cintura, los pantalones le hacían un culo de infarto. Estaba inmóvil, hipnotizado; miraba su sonrisa, sus ojos brillando, la purpurina reflejando la luz dependiendo de como le daba. Si una voz dentro suyo le rogaba que disimulara, la música estaba demasiado alta para que la escuchara.
Los demás le arrojaban confeti y guirnaldas. Y él entendía la pasión, quería arrodillarse y pedirle que nunca parara.
-¡Y ahora Juanjo nos va a enseñar a bailar una jota! - Martin gritó saltando al suelo con gracia.
-¿Cómo? Ja, ja - sentía como su risa nerviosa por encima de la música - No, no, no, no.
Los chicos empezaron a aplaudir, mientras gritaban "Jota, jota", y Juanjo no pudo negarse durante demasiado rato.
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CaribeMix2000
RomanceComo cada verano, vuelve a nuestras pantallas, CaribeMixStars, el programa de citas más esperado de la temporada. Este año lo hace con unos participantes de infarto. Con nuestro adorado Martin Urrutia, como soltero de oro, esta temporada pinta ESPEC...