───↱ *·˚ En su presencia, la muerte no era un final, sino un canto susurrado en el alba, una promesa de quietud en el tumulto del destino. Y así, Rochelle se convirtió en la guardiana de los pasos finales, en la sonrisa serena que acoge al alma en...
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══════"Light in the dark"═════
Las sombras siempre lo acompañaban, le susurraban y hablaban, siempre se encontraban con él, pero en esta ocasión; se encontraba solo.
Unas pequeñas escaleras de madera derruida se asomaban frente a él. Eran estrechas y se dirigían hacia lo que parecía ser un ático.
Las sombras se pedían a gritos que entrara; jalándolo de las piernas y brazos. No entendía que estaba sucediendo, pero tenía que llegar a la puerta, tenía que entrar y saber por qué él y sus sombras tenían una salvaje desesperación por entrar en ese viejo ático.Las tablas crujían con cada paso que daba, haciendo que el polvo volara a su alrededor. Con cada escalón que subía; su corazón se aceleraba cada vez más. Cada paso alentaba el tiempo cada vez más, haciendo que parecieran horas las que pasaban.
Un tímido llanto llego a sus oídos cuando planto sus pies delante de la puerta, era bajo y suave; eran de una niña pequeña.
Empezó a forcejear con la puerta desesperadamente, pero esta, no cedía. El golpeo, pateo e incluso trato de usar a Truthteller para abrirla. Su desesperación y miedo crecía a cada segundo, al igual que los llantos de aquella pobre niña encerrada en ese horrible ático.
Se derrumbo junto a la puerta antes de darle un último golpe.
Y rompió en llanto.
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El sudor recorría su frente cuando se levantó de un sobresalto.
Solía tener pesadillas en las que el sufría, pero en esta era una pequeña la que lloraba. Se pregunto quién era aquella pequeña que lloraba con tanta desesperación.
Se froto el rostro con frustración.
Estaba muy frustrado y desesperado, al igual que sus sombras. Estas revoloteaban desesperadas alrededor de la habitación.
Ayudala, ayudala, ayudala
Le susurraban con angustia.
El cantor de sombras se tumbó de nuevo a la cama, preocupado por aquella niña.
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El invierno había llegado, y con él los recuerdos de cuando Tamlin había atacado su choza.
La ventana de su habitación se encontraba abierta, permitiendo que el frio del invierno le calara hasta los huesos. Se dirigió a la ventana con rapidez, asegurándose de cerrarlas por completo.
Desde la última partida de Feyre, los ánimos de Rochelle habían estado por los suelos.
Los primeros tres meses de su partida habían sido los peores, lo único que la animaban eran sus clases de piano, y salir con Ruby al pueblo. Ruby se había convertido en su mejor amiga. Solían ir a la biblioteca del pueblo, quedándose horas y horas hundidas en los libros.
