Mi Vecino - Richard Ríos

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Habían pasado dos meses desde que Richard conoció a los padres de Andrea, y todo parecía ir bien en su relación. Sin embargo, una noche, Richard cometió un error que cambiaría todo.

Había salido con sus amigos a celebrar el cumpleaños de uno de ellos, y había bebido demasiado. En un momento de debilidad, se encontró a solas con una chica que había conocido en el bar, y acabó besándola. La chica, llamada Valentina, era hermosa y seductora, y Richard se sintió atraído por ella.

Pero al instante, Richard se sintió culpable y asustado. Sabía que había hecho algo terrible, y que Andrea se sentiría devastada si lo descubría. Intentó olvidar lo que había pasado, pero no podía sacarlo de su cabeza.

Al día siguiente, Richard se sintió enfermo y lleno de remordimiento. Sabía que tenía que confesarle a Andrea lo que había pasado, pero tenía miedo de perderla. Intentó convencerse de que no había sido nada serio, que solo había sido un beso, pero sabía que eso no era cierto.

Andrea notó que algo estaba mal, pero Richard le dijo que estaba estresado por el trabajo. Sin embargo, ella sabía que algo más estaba pasando. Podía verlo en sus ojos, en su forma de actuar.

Unos días después, Valentina se puso en contacto con Andrea y le contó lo que había pasado. Andrea se sintió destrozada, como si su mundo se hubiera derrumbado. No podía creer que Richard le hubiera sido infiel.

—¿Cómo pudiste hacerme esto?— le preguntó Andrea, llorando. —Te di mi confianza, y tú me la rompiste—.

Richard se sintió devastado. Sabía que había cometido un error terrible, y que no sabía si podría recuperar la confianza de Andrea.

—Lo siento, Andrea— le dijo. —Estaba borracho, y no pensé en las consecuencias. Te juro que no volverá a pasar—.

Andrea se fue, sin saber si podría perdonar a Richard. Richard se quedó solo, sabiendo que había arriesgado la relación más importante de su vida por un momento de debilidad.

Pasaron días sin que Andrea le hablara a Richard. Él intentó llamarla, enviarle mensajes, pero ella no respondía. Richard se sintió desesperado, sin saber qué hacer para recuperarla.

Y entonces, un día, Andrea le envió un mensaje.

—Quiero hablar contigo— decía. Richard se sintió esperanzado, pero sabía que no sabía qué pasaría.