Prefacio

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Narrador Omnisciente
-110 d.C.-
-Drinftmark-

Un nuevo grito de intenso dolor sale de lo más profundo de la garganta de Lady Leana. Llevaba ya más tiempo del debido en labor, no había mucho que los maestres y las parteras pudieran hacer por ella, el Príncipe Canalla observaba con angustia desde la puerta, trataba de parecer sereno pero sus ojos delataban su dolor al ver todo lo que estaba sufriendo su esposa. La escena era desgarradora para él, observaba como ella estaba de rodillas en el piso con su pecho y cara contra las sábanas, podía ver la capa de sudor que la cubría y como su cara se torcía en un nuevo gesto dolor, sus puños apretando las sábanas tan fuerte que sus nudillos morenos se veían blancos. En el momento en que el maestre se levantó y comenzó a caminar en su dirección Daemon supo que no venían buenas noticias, la cara del hombre lo decía todo.

— Mi señor - murmuró el maestre queriendo que Lady Leana no le escuchase - me temo que el infante viene de pie y no hemos podido voltearlo.

— Mi niña valiente - murmuró el Príncipe con sus ojos fijos en Leana. No sabía cómo ayudarla, le habían dado ya toda la leche de amapola que podía tomar en su condición y habían pasado demasiado rato tratando de enderezar al infante sin éxito. Ya se podía considerar más tortura que otra cosa.

— He llegado al límite de mis habilidades - dijo en apenas un susurro el maestre, Daemon lo miró con la pregunta escrita en su rostro - en la Citadel realizan una práctica que consiste en abrir el vientre de la madre y sacar al infante directamente del útero - el Príncipe escuchaba atento con los ojos aún en Leana - la perdida de sangre es mucha y...

— ¿Ella sobrevivirá? - Daemon interrumpió al maestre con esperanza.

— Me temo que no - un suspiro derrotado escapó de los labios del Príncipe.

— ¿Qué otra opción tenemos? - preguntó.

— Dejar que los dioses decidan, mi señor...

— Sáquelo - fue la voz de Leana la que se escuchó, quebrada y llena de agonía.

El maestre vio a su señor en espera de aprobación y en cuanto el Príncipe hizo un leve asentimiento el proceso comenzó.

Lady Leana fue sujetada por brazos y piernas con fuerza, forzándola a estar quieta a pesar del dolor. Subieron su camisón hasta dejar al descubierto su abultado vientre y tras el anuncio de que se realizaría el primer corte el maestre hundió el filo del escalpelo en el abdomen de la mujer, quien gritó aún más fuerte que antes si es que era posible. Los ojos de Daemon estaban fijos en ella, quería dejar de mirar pero no podía, algo le impedía moverse... Leana volvió a gritar cuando un nuevo corte fue realizado, la sangre comenzó a brotar en gran cantidad de la herida y el cuerpo de ella se retorció agonizante cuando el maestre sumergió sus manos dentro de su cuerpo en busca del infante, no demoro el sacarlo del vientre de la madre. Resignados a que la mujer moriría dejaron de prestarle atención para atender al recién nacido, lo cubrieron deprisa con una manta y cortaron el cordón umbilical para llevárselo con rapidez al padre, quien recibió con regocijo el pequeño bulto en sus manos.

— Es una niña y está sana - mencionó una de las parteras, el corazón del Príncipe Canalla se hincho de orgullo. Tenía una hija, su primer vástago era una niña de precioso cabello blanquecino y piel pálida. Sonrió mirando la carita regordeta de la bebé y luego alzó su vista en dirección a la cama, Leana ya no estaba allí, sus ojos se movieron en todas direcciones. Daemon le entregó la bebé a una de las parteras y siguió el camino de sangre que había sobre el suelo mientras gritaba el nombre de su esposa, la alcanzo demasiado tarde para despedirse o detenerla.

Fuego y Dragones (+21) - Aemond/Aegon Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora