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-129 d.C.-
-Actualidad-
-Red Keep-

Aemond y Daera no podían quitarse las manos de encima, se habían vuelto adictos el uno al otro... hasta ahora solo admitían que era en el sentido carnal, pero sus ojos hablaban por ellos. Cada vez que Daera se cruzaba frente al rango de visión de Aemond, el hombre suavizaba su mirada sin siquiera darse cuenta, así mismo los ojos de Daera destellaban con afecto y anhelo cada vez que veía a Aemond... entre ellos las cosas marchaban mejor de lo que habían imaginado que serían, incluso Daera envío cuervos a su familia notificando que Aemond había resultado mucho mejor esposo de lo que nunca creyó, que la trataba bien y la protegía. Salvo por los rumores sobre la fertilidad de la Princesa todo andaba bien, habían pasado ya muchas lunas desde la boda y muchas desde la primera vez que él se derramó dentro de ella, día tras días el Príncipe vacíaba su semilla dentro de Daera, aún así luna tras luna ella sangraba sin falta; a ellos sin embargo no les había preocupado eso aún, supongo que porque no estaban apresurados en ser padres, el Príncipe debía admitir que cuando veía Daera con los hijos de Aegon y Helaena puede que sintiera el deseo de mirarla con hijos propios, pero aún así no terminaba de desear realmente la paternidad, o quizá era porque no quería hacerla sentir mal al desear un hijo y que ella no pudiera dárselo.

De hecho, la Reina Alicent esta noche estaba dedicándole a Daera una charla sobre eso.

— Si no puedes darle un heredero tendrá que tenerlos por fuera del matrimonio - murmuraba la Reina hacia ella, haciéndola sentir un poco desilusionada, no deseaba llegar a un punto en que Aemond tuviera que buscar engendrar un hijo con otra mujer, la sola idea de él haciendo sentir a otra de la misma forma que la hacía sentir a ella la molestaba.

— Quizá él no sabe bien cómo hacerlo - murmuraba ahora Aegon, quien estaba sentado quizá demasiado cerca de Daera para su propia comodidad, Aemond estaba en un vuelo nocturno con Vhagar así que el mayor de los Príncipes aprovechó acercarse a ella - yo podría hacerle el favor - sugirió lascivo ganándose una reprimenda de su madre, él levantó los brazos en una burla de rendición y Daera frunció su ceño ¿cómo pudo delirar de afecto por el alguna vez? Había estado equivocada durante años, Aegon era el despreciable no Aemond.

— No me encuentro bien - Daera miró a la Reina - ¿puedo retirarme alteza? - preguntó con su tono cargado de respeto y educación.

— Claro - Alicent le hizo seña con las manos para que se marchara, si bien aún no le agradaba por completo debía admitir que su hijo menor se veía mucho más alegre y eso se debía a ella.

Tres guardias custodiaban el camino que Daera realizaba del comedor a los aposentos que compartía con Aemond. Los únicos momentos en que la Princesa se encontraba sin guardias a su alrededor era cuando el mismo Aemond les ordenaba dejarla porque él estaba con ella. La sonrisa de Daera se había vuelto mucho más habitual que antes, incluso más que cuando era niña, no podia negarse que el hombre con el que la habían casado realmente la hacía feliz. Y ella quería hacerlo feliz a él. Una vez en sus aposentos ella destrenzo su cabello y lo peinó para luego quitarse toda la ropa acomodándose desnuda debajo de las sábanas, Aemond disfrutaba de tenerla desnuda mientras dormían, de sentir su piel y su calor, no lo admitía pero ambos lo sabían.

Ella no supo en que momento se quedó dormida, pero si supo en que momento llegó Aemond, escucho el movimiento en su habitación junto con la tormenta que en algún momento se había formado afuera. Parte de su espalda estaba descubierta por las sábanas y sintió un viento frío acariciar su piel justo antes de que el colchón a su lado se hundiera, permanecía quieta en su posición aunque no pudo evitar sonreír anticipando el momento en que Aemond la abrazara. No solía irse a dormir con él abrazándola, el Príncipe se contenía ese deseo, pero cuando ella ya se encontraba dormida al momento de meterse a la cama lo primero que hacía era abrazarla, cuando él se dormía primero la buscaba de forma inconsciente para abrazarla también, todas las mañana despertaban abrazos.

Fuego y Dragones (+21) - Aemond/Aegon Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora