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-126 d.C.-
-Dragonstone-

El día era tranquilo, no hacía mucho calor ni mucho frío; un clima bastante agradable. Daera se encontraba charlando con su padre mientras observaban el mar, Dragonstone es una isla así que realmente desde las alturas del castillo hacia cualquier dirección que miren lo que encuentran es el mar; al oeste a lo lejos se alcanza a ver Drinftmark, pero ellos se encuentran viendo al este, disfrutando la inmensidad del Mar Angosto.

Daemon, a pesar de que no se encuentra del todo complacido con la decisión de su hija de no desposar a Cregan, ni a nadie en realidad; sigue mostrando un trato cariñoso hacia ella. No pierde oportunidad de recordarle la importancia de las alianzas política, como una medida de presión para que elija un esposo, pero en sí, no ha insistido más con que específicamente despose a Cregan. El día de hoy no ha tocado el tema y eso para la Princesa ha sido un alivio, los comentarios sobre su deber político le provocaban dolor de cabeza. Un par de veces tocó el tema con Jace, claro que él estaba más dispuesto a cumplir con su deber de ser requerido, pero es que él era hombre... significa que puede tener amantes y bastardos sin ser juzgado de la misma forma en que la juzgarían ella; para la Princesa esa era una razón de peso al momento de asumir su deber, ya que seguiría teniendo cierta libertad dentro de todo.

Un rugido fuerte llega desde los cielos; Daera lo reconoce inmediatamente, Meleys, el dragón de su abuela. Siente por su cuerpo correr emoción y nervios en igual medida, disimulando perfectamente los nervios. Rhaenys vuela justo por encima de ellos antes de aterrizar en la entrada del castillo, la Princesa mira a su padre en espera de aprobación y en cuanto este asiente ella no demora en dedicarle una reverencia antes de salir en un grácil trote. Hacía casi cinco años que Daera no veía a su abuela, estaba deseando llegar a su encuentro y darle un gran abrazo.

Para cuando la muchacha llegó a la entrada ya Rhaenyra había recibido a Rhaenys, sus caras no eran las mejores, una sensación de amargura y preocupación recorrió el cuerpo de Daera. La sonrisa que la joven Princesa tenia en su rostro se desvaneció rápidamente, su paso se hizo más lento hasta que las alcanzo.

— Abuela - mencionó en un saludo cortés, Rhaenys le sonrió y la estrechó en un reconfortante abrazo, pero aún así Daera sabía que había una mala noticia esperando ser mencionada.

— Estas hermosa mi niña - mencionó la mujer en dirección a su nieta, ella le sonrió en agradecimiento.

Una conversación vaga se llevaba acabo mientras caminaban hacia adentro, algo no andaba bien pero no habían querido comentarlo frente a Daera, la joven sabía que era de mala educación preguntar por algo que evidentemente no desean comentarte.

La Princesa caminaba en silencio escuchando y sobre pensando ¿que podía ser tan malo como para que no le fuera dicho? ¿fallecería algún familiar? ¿o quizá no pasaba nada y mal interpretó el comportamiento así como las expresiones? Se sentía inquieta y curiosa, debía morderse la lengua para evitar la imprudencia de preguntar si ocurría algo. Jace y sus hermanos aparecieron, se apresuraron a las carreras para abrazar entre los tres a su abuela. La dirección de la caminata era hacia el salón del consejo; en definitiva pasaba algo.

Daera - murmuró Jacaerys a su lado con la pregunta implícita en el tono.

Se lo mismo que tú - respondió ella.

¿Nada? - indagó el chico y Daera no pudo evitar una ligera risa.

Quizá se mucho más que tú - bromeó y Jace le dio un suave codazo.

Fuego y Dragones (+21) - Aemond/Aegon Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora