Capítulo 04

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Aterrorizado, Pooh se alejo del escudo mientras que la cara se volvía más clara y definida.

—¿Pooh?

Se congeló al ver la imagen de Pavel, observándolo.

—¿Qué diablos? Pavel, realmente necesitamos hablar acerca del tamaño de tu iPhone, amigo. ¿Estás compensando algo? ¿Hmmm? —le sonrió—. Perdón. Usamos iPhones para conversar así con imágenes. Pero son solo así de grandes —Levantó su mano para mostrarle el tamaño.

—Oh. He escuchado esa palabra antes —Hizo una pausa—. ¿Requieres de algo, muchacho?

Asintió antes de poder detenerse.

—¿Puedes volver aquí?

Adorablemente avergonzado, se materializó al lado de la cama. Con el ceño fruncido, pasó un nudillo por su mejilla mojada.

—¿Estás lastimado?

Pooh su tomó la mano entre las suyas y la sujetó fuerte mientras presionaba contra él su mejilla

—No me gusta estar solo, sé que es extraño a mi edad, pero así es.

Pavel le ofreció una sonrisa amable.

—No lo es. Entiendo perfectamente tu tristeza.

Por supuesto que lo sabía. Conocía la miseria mucho mejor que él. Soltando el agarre de su mano, Pooh finalmente vio la sangre goteando.

—¿Estás herido?

Indiferente, se encogió de hombros.

—Un grayling me rasguñó antes.

—¿Grayling?

—Las criaturas nudosas que te atacaron a tu llegada. Ellos son muy rápidos, a veces incluso más que yo.

Pooh se levantó y fue al lavamanos a mojar otro paño.

—Déjame ver esa herida.

Él no se movió.

—Sin preocupaciones. Sanará, ahora, en un minuto.

Pooh arrugó la nariz.

—Sigues diciendo eso, pero no tiene sentido lógico. Ahora y en un minuto sería un oxímoron.

Él resopló.

—Pues suponlo, ¿puedes? Mis oraciones al hablar están siendo criticadas por un hombre al que solo le entiendo una de cada tres palabras.

Riendo, Pooh tiró de su toga.

—Afuera, Bunky. Quiero revisar esa herida.

Pavel dudó antes de obedecer. Sacó su túnica por la cabeza y la dobló, acomodándola sobre su cofre de pertenencias.

Pooh le dio una mirada irritada mientras tironeaba de la túnica de malla.

—Eso fue bastante inútil, ¿no?

Con una media risa, Pavel desató y removió su malla metálica y el gambesón relleno antes de desenlazar y enrollar la manga de la túnica inferior.

—Oh por Dios, eres como una muñeca rusa. ¿Cuántas capas estas usando?

Se encogió ante la vista. Debía doler como el demonio. Aun así Pavel no reaccionó para nada. Eso, más que nada, le dijo cuán miserable era su existencia.

Pooh dudó al ver la profundidad de la herida, así como un gran número de otras cicatrices en su antebrazo. Marcas de garras, mordidas y otras cosas que ni siquiera pudo comenzar a adivinar. Su carne estaba acribillada por ellas. Lo más extraño, sin embargo, eran las que envolvían su antebrazo derecho y sus dedos, que parecían fila tras fila de cicatrices con forma de diamante. Le recordó a algún tipo de prensa, como si hubiera estrujado su brazo.

˗ˏˋ 25 PavelPoohˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora