Capítulo 7

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—Así que este es el Castillo Galar.

Pooh repitió el nombre que Pavel le había dicho más temprano, deseando poder rodar sus "r" de la misma manera sin esfuerzo en que él lo hacía. Su acento galés medieval era la cosa más sexy que había escuchado. Y tenía la sospecha de que podría darle un orgasmo solo susurrando tonterías en su oído. Mataría por escucharlo en una verdadera conversación.

Tenía que ser increíble.

Con ojos bien abiertos, se quedó mirando la única torre que se alzaba en lo alto a los cielos, y la escalera de caracol que envolvía alrededor de la parte exterior de la misma, lo que llevaba a una torre más pequeña que vagamente le recordaba a la antorcha que sobresalía a un lado de la Estatua de la Libertad. Que sin duda era donde el dueño del castillo hizo su recamara.

Si, era muy acorde con esta tierra fey terrorífica sin gracia.

—Galar, suena hermoso.

Pavel resopló ante sus palabras.

—Galar significa "tristeza", amor. Y el lugar es bien llamado.

Oh...

—Cuan jodido es tu idioma que algo tan bonito es una cosa de mierda ¿eh? Es lo mismo que ser francés. No importa lo que digas, siempre suena como un cumplido.

Él frunció el ceño.

—¿Francés? ¿Qué es francés?

—Ya sabes... te metes en tu barco y viajas a través de esa gran cosa acuosa llamada Canal Inglés, y llegas a la gran mancha de tierra en el continente al sur de Inglaterra... Esa gente que vive allí son los franceses.

—Ah, normandos, francos y galos —arrugó la nariz hacia Pooh—. Si cuenta en algo, amor, no soy aficionado a ellos tampoco.

—¿Existe alguien que te guste?

El humor desapareció de sus ojos, ya que comenzó a cruzar el puente levadizo. Él se inclinó para susurrarle al oído.

—Tú.

Esa simple declaración provocó un escalofrío caliente sobre él y lo hizo querer tomar un bocado de él. Pero Pavel le había advertido a fondo sobre mantener sus emociones ocultas.

Aun así, no pudo evitar burlarse de él.

—¿Para qué lo sepas, Pavel? Soy parte francés.

Él carraspeo ante eso.

—Entonces supongo que me gustan los francos más de lo que pensaba.

Una vez más, todo el humor huyó de su rostro cuando señaló con la cabeza hacia una sombra. Antes de que pudiera preguntarle al respecto, manifestó una bola de fuego y la arrojo contra la pared de piedra antigua.

La sombra gritó y se escabulló.

Pavel continuó echando fuego en él hasta que estuvo fuera de su vista.

Cuando se acercaron a la reja, Pooh se horrorizó por lo que había hecho sin ninguna razón evidente.

—¿Qué fue eso? ¿Algún tipo raro de Síndrome de Tourette lanza llamas?

Él le dio una dolida expresión de confusión total antes de hablar.

—Fue un sharoc, espiándonos. Son fey sombra. Tienes que mantener la guardia. Son bestias muy traicioneras.

—Ah. Por eso el enema de fuego. Lo tengo.

—¿Enema de fuego?

Pooh golpeó gentilmente su mejilla cuando él tocó el portón.

˗ˏˋ 25 PavelPoohˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora