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Tokio, una ciudad que nunca duerme. Las luces de neón parpadean en las calles abarrotadas, creando un mosaico de sombras y reflejos. Para mí, Kakashi Hatake, esas sombras son mi hogar. Vivo una vida en la que las misiones y el peligro son constantes, y hoy no es la excepción.

Esa mañana, encontré una carta bajo la puerta de mi apartamento. Estaba sellada con un símbolo que reconocí de inmediato. Mis clientes siempre eran meticulosos, y esta vez no fue diferente. La carta estaba escrita en código Morse. Tomé mi equipo para descifrarlo y comencé a traducir el mensaje.

Nuevo objetivo: Asesinar al cura Tanaki. Iglesia Paz.

Suspiré profundamente. No era la primera vez que recibía una misión de este tipo ya saben , sin saber el porque deberia de hacer dicha mision , pero esta vez algo se sentía diferente. No podía poner el dedo en el porqué, pero había una sensación de pesadez en mi pecho. Sin embargo, una misión es una misión, y no era alguien que dejara cosas a medias.

Me alisté rápidamente, preparando mi equipo con precisión. Mis armas estaban en perfectas condiciones, cada movimiento era automático después de años de práctica. Sin embargo, mi mente estaba nublada, desanimada por la naturaleza de la tarea. Para colmo, acababa de venir de dar una clase de karate, una fachada que utilizaba para justificar mis ingresos.

Decidí ir al baño de mi apartamento para intentar recomponerme. Necesitaba un momento de calma, de claridad. Entré en el baño, cerré la puerta con cuidado y me miré en el espejo. El reflejo de mi propio rostro me resultaba extraño, casi ajeno. Era un rostro cansado, endurecido por años de violencia y soledad. Sentí una ola de desesperanza, la sensación de que mi vida no tenía sentido, que todo lo que hacía era en vano.

Deslicé mi mano hacia uno de mis compartimientos y saqué una de mis armas. La sostuve en mi mano temblorosa, la fría realidad del metal contrastando con el calor de mi piel. Sin pensarlo, la coloqué contra mi cuello. El peso del arma y la sensación de peligro inminente hicieron que el aire se me fuera de los pulmones.

En ese momento, la idea del suicidio pasó por mi mente, una solución definitiva para un tormento interminable. Pero rápidamente la deseché. Sabía que no podía permitirme esa opción, que tenía un propósito, un objetivo que cumplir. No podía permitir que mis dudas interfirieran en mi trabajo. No ahora, no aquí.

Respiré hondo, aparté el arma de mi cuello y me miré una vez más en el espejo. Me obligué a recuperar mi compostura, a enfocarme en la misión. El reflejo en el espejo volvió a ser el de un asesino a sueldo, uno que había aprendido a esconder su verdadero yo bajo una capa de frialdad y profesionalismo.

Me lavé la cara con agua fría para despejarme, y mientras el agua caía, me recordé a mí mismo que mi vida tenía un propósito, al menos por ahora. La misión estaba por comenzar. Con una última mirada en el espejo, salí del baño, me subí a mi carro y conduje hacia la iglesia Paz.

La iglesia Paz estaba ubicada en un barrio tranquilo, lejos del bullicio de la ciudad. Cuando llegué, vi que la misa estaba en curso. Entré discretamente y me senté en un banco, observando al cura Tanaki oficiar la ceremonia. A mi lado, un hombre miraba al altar con devoción. Su presencia me hizo preguntarme si era alguien relevante, pero pronto volví mi atención al objetivo.

Mientras el cura hablaba, mi mente se llenaba de posibles formas de llevar a cabo el asesinato. Un disparo limpio desde una distancia segura, un veneno administrado discretamente, una emboscada al final de la misa. Cada opción tenía sus pros y contras, y mientras más pensaba, más consciente me volvía de la moralidad de mis acciones.

La misa terminó y muchos de los asistentes se acercaron al cura para hablar con él. Me levanté y caminé lentamente hacia Tanaki, manteniendo la calma y la compostura. El hombre que estaba a mi lado también se dirigió al cura adelantandose a mi podia ver que era algo más bajo que yo, con una caminata tranquila que denotaba seguridad. Su figura era en forma, y su presencia irradiaba una calma que contrastaba con la tensión que sentía en ese momento. Lo observé mientras caminaba hacia el cura, notando la forma en que se movía con una gracia casi natural y familiar ¿sera conocido del cura?

"¡Iruka! Muchas gracias por el arreglo floral que donaste a la iglesia esta muy lindo elegiste unas flores esplendidas", dijo el cura con una sonrisa cálida 

"De nada, Padre Tanaki. Es un placer ayudar y mas si es para la iglesia ,sabe lo deboto que soy", respondió el hombre.

Memoricé el nombre: Iruka. Algo en la forma en que el cura y él interactuaban me hizo sentir incómodo, como si estuviera presenciando algo que no debería. Observé a Iruka más de cerca; había algo en su presencia que me resultaba fascinante, casi hipnótico. No podía apartar los ojos de él.

Iruka se despidió del cura. "Nos vemos luego, Padre Tanaki espero pueda pasarse por mi floreria mas tarde"

Cuando Iruka se volvió para marcharse, nuestras miradas se cruzaron. La intensidad en sus ojos y la suavidad en su expresión me dejaron anonadado. "Buenas noches," dijo Iruka con una sonrisa que parecía iluminar el lugar.

Me quedé paralizado por la belleza de su sonrisa, y mientras lo observaba alejarse, sentí una sensación de asombro y confusión. El camino que tomaba parecía llenar el espacio con una elegancia que me atrapaba.

Fue en ese momento cuando el peso de la misión se sintió más pesado que nunca. Ese "nos vemos luego" de Iruka con el padre Tanaki no iba a suceder. 

"lindo no?" la voz del cura me hizo escapar de mis pensamiento tengo que concentrarme . la mision.

"la verdad que si cura"dije con una sonrisa forzada

"tiene una floreria aca a la vuelta deberias de ir a visitarle , por cierto eres un nuevo vecino? nunca te habia visto por aqui" me pregunto con duda 

"si, me eh mudado ayer en la noche y me dio por darme un paseo para conocer mas la sona , al encontrarme con este iglesia no dude en unirme soy muy deboto desde niño"

"eso es genial tu nombre es..?"

"kakashi un gusto" le di un apreton de manos "no le molestaria darme un recorrido , esta iglesia se ve muy bonita y me gustaria saber mas de las instalaciones me vera muy amenudo por aqui"

"claro que si , ven acompañame estoy seguro que este lugar te encantara"
fue mas facil de lo que esperaba lo unico que hacia falta era encontrar el momento perfecto.Mientras me hablaba de la historia de la iglesia analizaba el lugar , en lugares publicos como estos es mejor que el asesinato sea un "accidente" era mas creible y no habria sospechas mi mente hizo click cuando por un pasillo se podia ver la entrada del patio el cual estaba lleno de arreglos florales , una estatua de jesus en el medio y lo que me iba a ayudar a darle fin a la vida del cura . el patio estaba cercado con vallas negras con grandes puas bastaba con un pequeño empujon y esto acabaria 

"¿esos son los arreglos del chico de antes?" señale interrumpiendole mientras hablaba

"si , bonitos no ?  acompañame el patio es lo mas alabado por los que vienen a la iglesia" su caminar era lento era joven le pondria unos 26 , lastima que su vida termine tan pronto

Al entrar al lugar ya veia porque era alabado daba una sensacion de calma y era muy lindo pude ver que habia unas esculturas de angeles a los costados de la cerca eran perfectos para esta mision "su latimosa muerte fue por tropesar accidentalmente con aquellas diminutas estatuillas y al caer la valla perforo su cabeza dejandolo inmediatamente muerto"me acerque a las estuas y le dije al cura que se acercara

"estas estatuillas tienen algun significado?" pregunte al cura con una sonrisa

"oh , est-" se escucho como el craneo crujia con el "debil" empujon que le di , la sangre chorreaba por la valla y se podia ver como el cuerpo de tamaki aun se movia bastaron unos segundos para que este dejara de moverse y morir , que lastima que tambien los arreglos florales fueron manchados de sangre.

Le tome una foto y procedi a retirarme de la forma mas sigilosa y que nadie me viera.

Aromas del Destino - KakairuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora