Kakashi calculaba que había pasado una semana desde el incidente, aunque el tiempo se sentía distorsionado, como si una nube oscura lo envolviera. Recordaba partes de la explicación de Yamato, pero todo seguía siendo confuso y borroso. Ahora, más sereno, sabía que estaba listo para enfrentarse a la verdad. Su introspección fue interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose lentamente. Al levantar la vista, vio a Iruka parado en el umbral, sus ojos encontrándose en un silencio tenso, cargado de emociones no expresadas.
Iruka dio un paso hacia dentro, pero no se acercó más. El aire se volvió denso mientras ambos se quedaban atrapados en ese espacio entre lo que fue y lo que podía ser. Kakashi podía sentir la ansiedad de Iruka, su inseguridad. Finalmente, Iruka rompió el silencio, con una voz baja y temblorosa, como si le costara encontrar las palabras correctas.
—Cuando tenía nueve años, mis padres murieron —comenzó, su voz cargada de una tristeza profunda que no había compartido antes—. Me quedé a cargo de mi tío, Sarutobi, el comandante del ejército. Fui criado para ser un agente, pero... —Se interrumpió y cerró los ojos un instante, como si reviviera cada doloroso recuerdo—. Decidieron por mí. Nunca tuve elección. Mi vida no era para las guerras. No, no era para eso.
Iruka respiró hondo, sus manos temblaban ligeramente mientras continuaba. Kakashi pudo ver en su mirada una mezcla de vulnerabilidad y fortaleza.
—Empecé con misiones cortas a los dieciséis. Me entrenaron para usar mi cuerpo como una herramienta, infiltrándome en camas ajenas, tanto de hombres como de mujeres, para obtener información. —Las palabras parecían dolerle al pronunciarlas—. Era lo único que conocía. Pero cada misión me arrancaba pedazos de mí mismo... Me sentía asqueroso, sucio... una marioneta sin voluntad propia.
Kakashi sintió cómo el dolor de Iruka atravesaba cada palabra. Verlo tan roto lo hizo querer abrazarlo, pero se contuvo, porque sabía que este era el momento de Iruka.
—A los dieciocho, las misiones se volvieron más peligrosas, más degradantes. Me comprometí con la nación, no por lealtad, sino por obligación. Mi vida, o la muerte si desobedecía. —Iruka desvió la mirada, luchando contra las lágrimas que amenazaban con desbordarse—. No había escapatoria. Me sentía atrapado, Kakashi... Y entonces, a los veinte, conocí a Naruto.
El nombre de Naruto hizo que Kakashi sintiera un nudo en la garganta. Ver a Iruka hablar de él con tanto cariño, en medio de su propia oscuridad, era desgarrador.
—Naruto era huérfano, hijo de unos amigos de mi tío. No podía permitir que él sufriera como yo. Lo llevé conmigo, lo protegí. —Iruka tomó aire, pero su voz tembló cuando continuó—. Y luego, me asignaron la misión de acercarme a ti. Acepté porque no tenía elección, pero lo que no esperaba... era enamorarme de ti.
Kakashi sintió como si el suelo bajo sus pies se tambaleara. El corazón le latía con fuerza al escuchar esa confesión, una mezcla de alivio y dolor lo invadió.
—No quise enamorarme. Pero eras diferente. Por primera vez, sentí que alguien me veía, no como un arma, no como una marioneta, sino como una persona. Me hiciste sentir amado, deseado... algo que nunca antes había experimentado. —Iruka dejó escapar un sollozo que había estado reprimiendo—. Eres mi primer amor, Kakashi. Pero sé que he roto tu confianza. Entenderé si ya no quieres seguir conmigo. No espero que puedas perdonarme tan fácilmente...
Iruka no pudo contener más las lágrimas, cayendo de rodillas al suelo, con las manos cubriendo su rostro mientras lloraba desconsoladamente. Kakashi sintió que algo dentro de él se rompía al ver a Iruka en ese estado. Se levantó, caminando hacia él con pasos lentos y medidos.
—Iruka... —su voz salió en un susurro, cargada de emociones—. Jamás podría dejar de amarte, pero necesito tiempo... Todavía me siento traicionado. —Las palabras salieron con dificultad, como si cada una de ellas le arrancara un pedazo del alma—. Siento un dolor tan profundo, una angustia que me devora por dentro. Es como si todo lo que creía, todo lo que sentía... se hubiera desmoronado. Me duele amarte tanto y al mismo tiempo no poder borrar este sentimiento de traición que me persigue en cada rincón de mi mente. Cada vez que te miro, siento que mi corazón se parte en dos, luchando entre el deseo de perdonarte y el miedo de que todo esto vuelva a repetirse. Todavía siento que una parte de mí está rota, y no sé cómo arreglarla.
Kakashi se agachó frente a Iruka, tomando sus manos temblorosas entre las suyas, sintiendo el calor de su piel. Iruka levantó la mirada, sus ojos hinchados por el llanto, llenos de dolor y arrepentimiento.
—Por favor, empecemos de nuevo —dijo Kakashi, sus palabras cargadas de sinceridad, deseando sanar las heridas que ambos llevaban.
Iruka, entre lágrimas, asintió lentamente. Con su otra mano, se limpió las mejillas húmedas y esbozó una débil sonrisa. Luego, se presentó de nuevo, como si este fuera su primer encuentro, el comienzo de una nueva vida.
—Me llamo Iruka Umino, o bueno, ahora Iniko para el mundo. Soy un exagente para la nación de Japón. No tuve una buena infancia, no tengo padres ni familia cercana... solo a mi pequeño hijo, Naruto. —Sonrió con tristeza, como si su historia se redujera a ese pequeño resumen, pero en su mirada había un rayo de esperanza.
Kakashi tomó aire, sintiendo cómo su pecho se aligeraba un poco. Finalmente, respondió, aceptando esta nueva identidad que le había sido impuesta, pero con la promesa de un nuevo comienzo.
—Mi nombre es Kakashi Hatake, o ahora, Sukea para el mundo. Soy un exasesino a sueldo. Tampoco tuve una buena infancia, y mis padres... ya da lo mismo. —Hizo una pausa, tomando la mano de Iruka con más fuerza—. Estoy dispuesto a conocerte, de nuevo. A conocernos, esta vez, sin mentiras ni sombras.
Ambos compartieron una mirada cargada de promesas no dichas, con la certeza de que el camino que les esperaba no sería fácil, pero estarían dispuestos a recorrerlo juntos.
FIN
Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer esta historia. Espero sinceramente que la hayan disfrutado tanto como yo al escribirla. ¡Nos vemos en la próxima aventura Kakairu!

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Aromas del Destino - Kakairu
FanfictionEn una ciudad moderna y bulliciosa, Kakashi Hatake es un asesino a sueldo conocido por su eficiencia y su misteriosa identidad. Vive una vida solitaria y peligrosa, siempre en la sombra, llevando a cabo misiones para los clientes más poderosos. Iruk...