El día del campeonato finalmente llegó. Me levanté temprano, emocionado por la posibilidad de ver a Iruka. Después de una ducha rápida, me peiné, me puse perfume y elegí mi mejor atuendo: un chándal negro de Adidas y un gorro que resaltaba mi cuerpo bien marcado. Me miré en el espejo y verifiqué que me veía bien. Satisfecho, me despedí de Pakkun.
Antes de abrir la puerta, casi tropecé con algo en el piso. Miré hacia abajo y, para mi horror, vi el cadáver de un hombre que había matado ayer. "Casi lo olvido," pensé, mientras sacaba mi teléfono y marcaba un número.
"Hola, Yamato. Sí, aquí está el cuerpo para que lo recojas. Te dejo las llaves con Pakkun. Ok, gracias."
Finalmente, abrí la puerta y me dirigí a mi auto. Al fondo, el cadáver se veía con el estómago abierto y las armas utilizadas, manchadas de sangre. Cerré la puerta y me fui rápidamente hacia la academia.
Al llegar, vi un montón de niños emocionados. Sasuke, Sakura y Naruto se acercaron a mí.
"¡Sensei, llega tarde!", reclamó Naruto.
Empezamos a platicar sobre el campeonato. Estaban un poco nerviosos, a excepción de Sasuke, que se mantenía serio. Naruto, con una mezcla de reproche y broma, me dijo: "Kakashi-sensei, ¿por qué le dijo sobre el campeonato a Iruka? ¡Se lo quería decir como sorpresa!"
Reí ante su comentario y aproveché para preguntar: "Por cierto, ¿dónde está Iruka?"
Naruto señaló hacia una dirección. "Ah, está allá."
Al voltear, vi a Iruka hablando con alguien. Se veía hermoso con un suéter gris y unas leggins negras que resaltaban sus piernas. Quedé encantado y, para ser honesto, un poco nervioso de acercarme. Volví a mirar a mis alumnos y les dije: "Bueno, vamos a calentar."
El momento del campeonato llegó rápidamente. Me crucé con Gai, quien me dijo con confianza: "Mucha suerte. Estoy seguro de que mis alumnos ganarán."
"Como digas," respondí con una sonrisa.
Vi a Iruka sentarse para ver el campeonato, así que aproveché la oportunidad para sentarme junto a él. Disimuladamente, me acerqué más y le saludé. Iruka se sorprendió un poco, pero luego se rió.
"Hola, Kakashi-sensei. Qué sorpresa verte aquí pense que estarias con los demas profesores"
"Hola, Iruka. No pude resistirme a ver el campeonato desde esta perspectiva "le respondi de manera coqueta
Empezamos a platicar sobre Naruto y sus habilidades en karate. La conversación era cómoda pero No podía dejar de pensar en lo sexy que se veía Iruka esque la vista era esplendida tenia unos cabellos reveldes sueltos y Su risa, su voz suave, todo en él me atraía.
Mientras hablábamos, sentí que la tensión entre nosotros se disipaba. Nos reímos juntos y compartimos anécdotas s . Era como si el mundo exterior desapareciera y solo existiéramos nosotros dos.
Finalmente, el campeonato comenzó y se hizo el sorteo para determinar quién competiría con quién. A Naruto le tocó enfrentarse a Kiba. El ambiente se llenó de tensión cuando ambos subieron al tatami. La multitud, compuesta por estudiantes y padres de familia, contenía la respiración en anticipación.
Kiba, con una sonrisa confiada, se posicionó frente a Naruto. "¿Listo para perder, Naruto?"
Naruto, con su característico entusiasmo, respondió, "¡No subestimes al próximo campeon mundial de karate!"
El árbitro dio la señal de inicio, y Kiba atacó rápidamente, lanzándose con una serie de golpes rápidos que Naruto apenas logró esquivar. Los primeros momentos del combate fueron intensos, con ambos luchadores mostrando sus habilidades. Kiba, con su agilidad y fuerza, parecía tener la ventaja. Naruto, en cambio, mantenía una defensa sólida, buscando una oportunidad para contraatacar.
La pelea se volvió cada vez más feroz. Kiba lanzó una patada alta, y Naruto, con un movimiento ágil, se agachó y rodó por el suelo, levantándose rápidamente para intentar un golpe directo. La multitud vitoreaba cada movimiento, los ánimos estaban al máximo. Iruka y yo observábamos con el corazón en la garganta, cada golpe resonando en nuestros pechos.
Naruto, mostrando signos de fatiga, comenzó a retroceder. Kiba aprovechó el momento y lanzó un ataque combinado que parecía inevitable. Sin embargo, en el último segundo, Naruto, con una expresión de pura determinación, realizó uno de sus movimientos más tontos pero efectivos. Tropezó deliberadamente, cayendo al suelo y esquivando el golpe de Kiba, luego usó su impulso para barrer las piernas de Kiba con un giro inesperado.
Kiba perdió el equilibrio y cayó al suelo con fuerza. Naruto, aprovechando la situación, se levantó rápidamente y se lanzó sobre él, inmovilizándolo. El árbitro contó hasta tres, y la multitud estalló en aplausos y vítores.
Iruka y yo celebramos con entusiasmo, e Iruka, en un arranque de emoción, me abrazó. Recibí su abrazo enrollando mis brazos alrededor de su cintura, sintiendo su calidez y el latido acelerado de su corazón.
Nos separamos, y él dijo, "¡Vaya! Pensé que no lo lograría."
"Es astuto," le respondí, mientras los demás seguían compitiendo.
Fuimos a ver a Naruto, quien se emocionó al ver a Iruka. Después de felicitarlo, conversé un poco con él. Luego, nos dirigimos a ver los demás combates y empezamos una charla graciosa con Naruto e Iruka. Naruto hacía comentarios cómicos que nos hacían reír a todos.
Finalmente, el campeonato terminó. Decidí invitar a Naruto e Iruka a comer.
"¿Les gustaría ir a comer algo para celebrar?" pregunté.
Naruto saltó de emoción. "¡Sí, claro!"
Iruka sonrió y asintió. "Sería un placer."
Nos dirigimos a un pequeño restaurante cercano. Durante la comida, la conversación fluyó con naturalidad. Naruto seguía contando anécdotas graciosas y haciéndonos reír. Iruka y yo compartimos miradas y sonrisas cómplices.
Mientras comíamos, me di cuenta de lo mucho que disfrutaba la compañía de Iruka. Su risa, su voz suave y su presencia me hacían sentir algo que no había experimentado en mucho tiempo. Por un momento, me permití olvidar mi vida de asesino a sueldo y simplemente disfrutar de la compañía de estos dos seres maravillosos.
Al final de la comida, nos despedimos. Naruto se fue corriendo a casa, todavía lleno de energía. Iruka y yo nos quedamos unos momentos más, despidiéndonos con un apretón de manos que se sintió más significativo de lo normal.
"Gracias por la invitación, Kakashi," dijo Iruka. "Fue un día increíble."
"El placer fue mío," respondí, sonriendo.
Mientras caminaba de regreso a mi auto, no podía dejar de pensar en lo que el futuro podría depararnos. Algo me decía que esto era solo el comienzo de una historia que cambiaría nuestras vidas para siempre.

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Aromas del Destino - Kakairu
Fiksi PenggemarEn una ciudad moderna y bulliciosa, Kakashi Hatake es un asesino a sueldo conocido por su eficiencia y su misteriosa identidad. Vive una vida solitaria y peligrosa, siempre en la sombra, llevando a cabo misiones para los clientes más poderosos. Iruk...