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La noche envolvía Tokio con su manto oscuro mientras las luces de neón brillaban en la distancia. Mi misión me había llevado a los rincones más oscuros de la ciudad, donde la mafia controlaba cada sombra y esquina. Tenía que eliminar a un empresario involucrado en actividades ilícitas, un hombre cuyo poder y dinero habían comprado su seguridad. Pero esa noche, ni su riqueza ni sus guardaespaldas podrían salvarlo.

El enfrentamiento fue brutal. Los guardias del empresario eran más numerosos y mejor entrenados de lo que esperaba. Cada movimiento era una lucha por la supervivencia, y aunque logré cumplir mi objetivo, el precio fue alto. Mis heridas eran profundas y numerosas, y el dolor punzante en mi costado era un recordatorio constante de lo cerca que había estado de no regresar.

Llegué a mi apartamento tambaleándome, cada paso enviando una ola de dolor a través de mi cuerpo. La sangre se filtraba por mis ropas, dejando un rastro oscuro en el suelo. Logré llegar al baño, apoyándome contra la pared para no caer. Con manos temblorosas, abrí el botiquín y comencé a limpiar y vendar mis heridas.

El espejo reflejaba una figura que apenas reconocía. Mis ojos estaban apagados, el rostro cubierto de sudor y sangre. Cada movimiento se sentía como una batalla en sí misma, y mientras aplicaba los vendajes, la habitación empezó a girar. El agotamiento y el dolor se combinaban, haciendo que mi visión se nublara.

Finalmente, mis piernas no pudieron sostenerme más y caí al suelo. La oscuridad se cerraba a mi alrededor, y lo último que sentí antes de desmayarme fue la fría cerámica del suelo del baño contra mi mejilla.

Me desperté aturdido, el dolor aún presente pero más soportable. Con un esfuerzo titánico, me levanté del suelo y me dirigí a la ducha. El agua caliente era un alivio temporal para mis músculos doloridos y mis heridas recién vendadas. Después de bañarme y cambiarme, me arrastré hasta mi cama, deseando un poco de descanso.

Al prender mi celular, vi que había una notificación. Mi corazón dio un vuelco cuando vi el nombre de Iruka en la pantalla. En mi emoción, tiré el celular y mi corazón comenzó a latir rápido. Lo recogí rápidamente y, con manos temblorosas, abrí el mensaje solo para decepcionarme un poco. El mensaje decía: "Hola, Kakashi-sensei. Soy Naruto. Quería preguntarle cómo me está saliendo esta técnica de karate." Había un video adjunto de Naruto haciendo la técnica, aunque no le salía del todo bien.

Suspiré y mandé un audio a Naruto corrigiéndole. Luego, puse a cargar mi celular y me dejé caer en la cama, durmiendo hasta las cuatro de la tarde. Al despertar, me preparé para dar mis clases de karate.

En la academia, tuve una pequeña charla con Sasuke sobre su progreso. Justo cuando estábamos terminando, Naruto llegó tarde a la clase. Lo regañé, pero Naruto respondió rápidamente-¡Sensei, no sea conchudo! ¡Usted también llega tarde a veces!-

No pude evitar sonreír ante su franqueza y, tras un pequeño sermón, comenzamos la clase. Después de la sesión, volví a casa esperando un día tranquilo. No había misiones pendientes, así que decidí hacer unas palomitas y ver una película con Pakkun, mi leal compañero canino.

Justo cuando estaba cómodo, llegó otro mensaje a mi celular. Lo abrí sin muchas ganas, esperando que fuera Naruto otra vez, pero mi corazón se aceleró al ver que era de Iruka. El mensaje decía: "Hola, Kakashi. Perdón por lo descarado que fue Naruto al preguntar."

Sonrojado, respondí rápidamente: "No te preocupes, Iruka. Seguro que Naruto estaba muy emocionado por el campeonato que viene."

Iruka respondió sorprendido: "¿Cuál campeonato?"

Le expliqué: "Es un campeonato donde todos los alumnos de la academia competirán entre ellos. Será la próxima semana :)"

Iruka parecía sorprendido. "Naruto no me comentó nada. ¿A qué hora y dónde será?"

Le di todos los detalles, pensando en la posibilidad de verlo allí. La conversación terminó con un mensaje de Iruka diciendo: "Gracias por la información ♡"  Sentí que mi corazón casi se salía del pecho. Respondí con un "No hay de qué :) ♡" acompañado de una carita feliz y un corazón.

Esa noche, dormí muy feliz, con una sensación de esperanza y anticipación por lo que vendría.

4o

Aromas del Destino - KakairuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora