Kakashi se sentía atrapado en su propio cuerpo, como si una avalancha lo hubiera enterrado bajo toneladas de escombros. Todo le dolía, y su mente estaba nublada por la confusión. Con gran esfuerzo, logró abrir los ojos. Lo primero que vio fue una habitación blanca, pulcra, con cuadros colgando de las paredes y una gran ventana al frente. Afuera, el sol brillaba sobre el mar y la arena, una vista tranquila que contrastaba con la tormenta que llevaba dentro.
Sus brazos estaban envueltos en vendas. Al verlas, la confusión se intensificó. ¿Dónde estaba? ¿Qué había sucedido? Trató de recordar, pero su mente solo le devolvía fragmentos rotos de la explosión, el caos, el dolor... No entendía nada.
De repente, la puerta se abrió lentamente. Kakashi contuvo la respiración. ¿Estaba soñando? ¿Había muerto? No, eso no podía ser. Si realmente hubiera muerto, estaría ardiendo en el infierno, pagando por todos los pecados que había cometido. Empezó a hiperventilar, su pecho subía y bajaba rápidamente, sintiendo que un ataque de ansiedad lo estaba consumiendo.
—Kakashi, sé que hay mucho que explicar, pero por favor, cálmate —dijo una voz familiar mientras una mano cálida se posaba suavemente sobre su mejilla.
No podía ser. Kakashi levantó la mirada y lo vio. Iruka. Su Iruka. Se quedó completamente paralizado, sin saber si estaba viendo un espejismo o si era algún tipo de cruel broma del destino.
—Deberías agradecerle a Yamato. Nada de esto habría sido posible sin él —continuó Iruka, suspirando mientras retiraba su mano y daba un paso atrás—. Esperaré a que te calmes. Mientras tanto, descansa.
Iruka salió de la habitación, dejando a Kakashi inmóvil, aturdido. ¿Qué estaba ocurriendo? Esto no podía ser real. Quizás estaba en un hospital psiquiátrico, castigado por su mente rota. Quizás, al final, se había vuelto loco.
De nuevo, la puerta se abrió, interrumpiendo sus pensamientos. Esta vez, Yamato entró con una expresión seria en su rostro.
—Kakashi-san, seré breve —dijo Yamato, su voz firme y sin rodeos, como siempre.
Yamato comenzó a hablar, pero Kakashi apenas escuchaba. Las palabras llegaban a sus oídos como ecos distantes, mientras su mente intentaba poner las piezas en su lugar. ¿Cómo había terminado en ese lugar? ¿Qué papel había jugado Yamato en todo esto? Todo lo que sabía, todo lo que creía, se había desmoronado en un instante.
¿Era esta su redención? ¿O simplemente otro juego cruel del destino? Mientras Yamato seguía hablando, Kakashi se dio cuenta de que, aunque el pasado lo perseguía, había algo más en juego. Y lo que fuera que se avecinaba, estaba decidido a enfrentarlo, incluso si significaba hacerlo con el corazón roto.
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Aromas del Destino - Kakairu
FanfictionEn una ciudad moderna y bulliciosa, Kakashi Hatake es un asesino a sueldo conocido por su eficiencia y su misteriosa identidad. Vive una vida solitaria y peligrosa, siempre en la sombra, llevando a cabo misiones para los clientes más poderosos. Iruk...