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Un Ramo de tulipanes

La noche en Tokio se había convertido en un manto oscuro y frío cuando regresé a mi apartamento. El peso de la misión ya había sido liberado, pero el eco de la vida que había tomado seguía resonando en mi mente. Las luces de la ciudad parpadeaban a través de las ventanas, pero su brillo no hacía más que subrayar el vacío que sentía en mi interior.

Dejé mis cosas en el suelo y me dejé caer en el sofá, la cabeza pesada y los pensamientos agitados. No podía dejar de pensar en Iruka, en su sonrisa y en la mirada que compartimos. Cada vez que cerraba los ojos, su imagen se imponía con una intensidad que me desconcertaba.

Finalmente, me levanté y miré el reloj. Era tarde, pero no podía dejar pasar la oportunidad de ver a Iruka de nuevo. La florería donde trabajaba debía estar cerca, y tenía que encontrar una excusa para visitarla. Me vestí de manera casual pero pulcra, y me dirigí hacia el pequeño negocio de Iruka, el cual había visto desde la ventana de la iglesia.

El timbre de la puerta sonó al abrirse y el aroma a flores frescas me envolvió inmediatamente. La florería era un rincón encantador, con arreglos coloridos y un ambiente acogedor. Iruka estaba detrás del mostrador, organizando algunos ramos de flores. Al levantar la vista y verme, su rostro se iluminó con una sonrisa cálida.

"¡Bienvenido!" exclamó, colocando el ramo que tenía en las manos con delicadeza. "¿En qué puedo ayudarte hoy?"

Me acerqué al mostrador con una sonrisa amistosa. "Hola, buenas noches. Estaba buscando un ramo de tulipanes. Es para una ocasión especial."

Iruka asintió, su mirada curiosa y atenta. "Claro, tenemos algunos tulipanes frescos. ¿Para qué ocasión es?"

"Ah, nada en particular, solo un pequeño gesto para alguien importante. Me dijeron que aquí tienen los mejores tulipanes de la ciudad," respondí con un tono ligeramente coqueto, tratando de mantener la conversación ligera.

Iruka rió suavemente, el sonido era melodioso. "Bueno, intentaré hacer que este ramo sea perfecto entonces. ¿Tienes algún color o estilo en mente?"

"Me dejo en tus manos. Estoy seguro de que sabrás elegir algo especial," dije, apoyándome en el mostrador con un aire relajado.

Iruka comenzó a seleccionar cuidadosamente los tulipanes, su concentración y habilidad evidente en cada movimiento. Mientras lo observaba, noté cómo sus manos se movían con una elegancia que hacía que cada flor pareciera aún más hermosa.

"¿Siempre te ha gustado trabajar con flores?" pregunté, tratando de mantener la conversación en un tono más personal.

Iruka sonrió mientras arreglaba los tulipanes en el ramo. "Sí, desde que era joven. Siempre me ha gustado la idea de crear algo bonito y ver la alegría que puede traer a las personas. Es un trabajo que me hace sentir bien."

"Debe ser un trabajo bastante gratificante," comenté. "A veces, en mi línea de trabajo, la belleza es algo que solo se encuentra en momentos fugaces."

Iruka levantó la vista y me miró con curiosidad. "¿Y qué es lo que haces exactamente? No recuerdo haberte visto por aquí antes."

"Soy profesor de karate," respondí, evitando entrar en detalles sobre el lado oscuro de mi vida. "Enseño a jóvenes a defenderse y a encontrar disciplina. No es tan tranquilo como trabajar con flores, pero tiene su propio desafío."

Iruka rió suavemente. "Parece que cada uno tiene su propio camino. Es interesante conocer a personas con historias tan diferentes."

Finalmente, Iruka terminó de preparar el ramo y me lo entregó con una sonrisa. "Aquí tienes. Espero que sea lo que buscabas."

Lo tomé con cuidado, notando la fragancia fresca de los tulipanes. "Es perfecto, gracias. No solo por el ramo, sino también por la conversación. Ha sido un alivio."

Iruka inclinó la cabeza ligeramente. "Fue un placer. Espero que la persona que reciba estos tulipanes los aprecie."

Me dirigí hacia la puerta, el ramo en la mano, y volví a mirarlo una última vez. "Seguro que lo hará. Hasta la próxima, Iruka."

"¡Hasta la próxima!" respondió, su sonrisa brillando mientras me veía salir.

Mientras salía de la florería, el aire nocturno de Tokio me recibió con una brisa fría, pero me sentí sorprendentemente liviano. La misión había sido completada, pero el vacío que había dejado era una nueva carga. La conexión que había sentido con Iruka y la conversación que tuvimos me habían dado un respiro inesperado. Sabía que debía enfrentar la realidad de lo que había hecho, pero por un breve momento, la realidad parecía más llevadera.

El ramo de tulipanes en mi mano era un recordatorio de la belleza que todavía existía, incluso en medio de la oscuridad. Y mientras me alejaba de la florería, sentí una mezcla de alivio y melancolía, preguntándome si alguna vez podría encontrar una manera de reconciliar el vacío con la esperanza.

Aromas del Destino - KakairuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora