Defensiva

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Perdón la tardanza, aquí por fin la continuación.

No tengo mucho recuerdo de los nombres de las naves de transporte en el universo de Star Wars más que lo básico, y aunque me guste investigar, ahora mismo me da pereza y no es relevante para la trama en sí, así que serán sólo "naves".

Here We Go...

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El horizonte se iluminaba de destellos de colores con cada disparo. Abajo, vieron oficiales salir en diversos vehículos de transporte para ir a ayudar a defender los muros exteriores. El silencio de la noche se llenó de sonidos de disparos y explosiones, de gritos y de motores rugiendo.

—¡Tengo que ir a ayudar! —exclamó Henry con decisión, separándose de su amiga y a punto de bajar al patio—. ¡Ray y el otro yo no están aquí!

Charlotte quería detenerlo pero sabía que era una tarea inútil, por más que no quisiera que se pusieran en riesgo, él lo llevaba dentro de sí, ese deseo de ayudar a otros en momentos difíciles. Y era una de las cosas que más admiraba. Era injusto que justo ahora que por fin habían aclarado sus sentimientos, esto sucedía. Ella no quería perderlo de verdad está vez, por eso, si no podía detenerlo, iba a apoyarlo y asegurarse de que no muriera esta noche. Ni ninguna de las que fueran a venir.

—Vendrán por la Reina —comentó Charlotte, apoyando las manos en el barandal y viendo hacia la batalla—. El palacio tiene sus defensas y no las atravesaran tan fácil, pero si lo hacen, hay que resguardarla o buscar una forma de sacarla de aquí sin que la lastimen.

Henry se detuvo de bajar y la miró, luego al horizonte.

—Tienes razón, entonces debemos ir a donde este ella.

El chico se guardó el arnes y se dirigió hacia la puerta sacando un láser aturdidor de su cinturón, con la chica yendo tras él.

—¿Sabes donde es eso? —preguntó mientras lo veía tratar de abrir la puerta.

Esta estaba cerrada, trató de deslizarla pero, al parecer, estaba bloqueada, se abría con un código para mantener la privacidad. Seguramente lo habían hecho para que no escapara. El panel táctil mostraba símbolos que él no conocía.

—¿Te sabes el código para la puerta? —le preguntó a la chica.

Ella exhaló frustrada. Esta no era la habitación que había estado usando mientras se quedaba.

—No, no pude ver cuando lo pusieron y el guardia que me trajo no me lo dijo.

—Maldición —murmuró Henry—. Tendremos que salir por otra parte.

—Quieres decir, por el balcón —dijo la chica—. Es la única otra opción que tenemos.

El chico regresó afuera con ella, y sacó de nuevo su arnés, este era muy resistente y podría aguantarlos a los dos. Lo revisó, asegurándose de que estuviera bien agarrado y se giró hacia ella.

—Tendrás que bajar conmigo.

Enganchó el arnés de nuevo a su cinturón y ella se trepó a él por la espalda, sosteniéndose bien y cerrando los ojos.

—Muy bien, voy a empezar a bajar, agarrate fuerte y no te sueltes —indicó el chico.

—¿Por qué me soltaría? —preguntó con sarcasmo la joven.

—Solo es una advertencia, lo digo siempre —se justificó Henry.

Con cuidado se descolgó por la pared y empezó a bajar. A ella le sorprendió que pudiera maniobrar tan bien siendo que la cargaba a ella, que no era ligera. No parecía estar haciendo esfuerzo y cuando tocaron el suelo, apenas y estaba agitado.

Dark DangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora