¿𝑯𝒖𝒊𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒃𝒊𝒆𝒏...?

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¿Porque el mundo era tan cruel conmigo

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¿Porque el mundo era tan cruel conmigo...? ¿Porque tenia que ver esto?

Eran tan solo 2 de tantas preguntas que me hacía en la cabeza, mientras observaba con horror como mi madre, hermana, novia y amiga estaban teniendo relaciones sexuales con mi acosador... En el pasillo, justo frente a la entrada, donde yo estaba.

¿Siquiera sabían que estaba ahí? ¿¡Siquiera les importaba que estuviera ahí, viendo todo!?

Parecía que no... Hasta que el volteo, aún en el acto, decidió dejar de mirar las tetas de mamá y mirarme con burla, notando mi mirada llena de terror.

Mis ojos se humedecieron mientras sentía una oleada de desesperación recorrer mi cuerpo. La traición y el dolor se mezclaban, creando un nudo insoportable en mi garganta. No podía apartar la vista, mis piernas se negaban a moverse, congeladas por el shock y la incredulidad.

El acosador, al notar mi sufrimiento, soltó una risa cruel que resonó en el pasillo. Mis seres queridos, que deberían haber sido mi refugio, no parecían conscientes de mi presencia, absortos en sus actos desvergonzados.

Intenté gritar, pero no salió ningún sonido de mi boca. Todo mi ser estaba sumido en una pesadilla de la que no podía despertar. La realidad se desmoronaba a mi alrededor, llevándose con ella cualquier vestigio de esperanza o confianza que me quedaba.

Con cada segundo que pasaba, el dolor se volvía más insoportable. ¿Cómo podría superar esto? ¿Cómo podría seguir adelante después de presenciar algo tan devastador?

Finalmente, mis piernas recuperaron algo de fuerza, y con un último vistazo lleno de desesperación y tristeza, di media vuelta y corrí. Corrí sin mirar atrás, sin rumbo, solo con el deseo de escapar de aquel infierno y de las imágenes que me perseguirían por siempre.

Corrí hasta que mis piernas ya no pudieron sostenerme, hasta que mi pecho ardía y el aire se sentía como cuchillos en mis pulmones. Me desplomé en un rincón oscuro y solitario, tratando de recuperar el aliento mientras las lágrimas caían incontrolablemente por mi rostro.

Los pensamientos se agolpaban en mi mente, cada uno más doloroso que el anterior. ¿Cómo habían podido hacerme esto? ¿Qué había hecho para merecer tal traición? Sentía como si el mundo se hubiera vuelto en mi contra, y el peso de esa realidad me aplastaba.

Mientras lloraba, en mi mente llegaron tantos recuerdos... Pero todos se fueron al demonio cuando esa escena apareció en mi mente. No importaba cuántos recuerdos felices intentara evocar, esa escena grotesca los eclipsaba a todos, invadiendo mi mente como una sombra inescapable. El sonido de sus risas, las miradas de indiferencia y la burla cruel del acosador se repetían una y otra vez, como un disco rayado que no podía detener.

La impotencia y la rabia se entremezclaban con mi dolor, creando un torbellino de emociones que amenazaba con consumirlo todo. Quería gritar, quería destruir algo, cualquier cosa, para liberar aunque sea una fracción de la agonía que sentía. Pero no podía hacer nada más que llorar y dejar que las lágrimas lavaran, aunque fuera un poco, la suciedad de mi dolor.

私を愛して (Kokujin no tenkousei)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora