𝑼𝒏𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒄𝒖𝒍𝒑𝒂 𝒑𝒆𝒏𝒅𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆...

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No podía apartar la mirada... Kanoko, su hermana. Lo acababa de golpear en la cabeza con una piedra.

Rápidamente me acerque y empuje a Kanoko a un lado. Velando por la seguridad de Hiroki.

Yuri: ¡Hiroki! -grité, arrodillándome a su lado y tratando de detener el sangrado.- ¿Qué hiciste, Kanoko?

Kanoko: Yo... no tuve elección. -respondió, con la voz temblorosa.- ¡Él iba a matar a Kokujin!

Yuri: ¡Eso no justifica lo que hiciste! -le espeté, sin dejar de atender a Hiroki.- Ahora ayúdame a llevarlo al hospital.

Kanoko asintió, aún en shock. Juntas, logramos levantar a Hiroki y lo llevamos a un lugar seguro. La ambulancia llegó rápidamente, llevándonos a todos al hospital. La tensión en el ambiente era palpable mientras los médicos se apresuraban a atender a Hiroki y a los demás heridos.

Yuri: Por favor, Hiroki... resiste. -murmuré, sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos mientras esperaba en la sala de urgencias.- No puedo perderte ahora.

Kanoko se quedó a mi lado, en silencio, probablemente asimilando las consecuencias de sus acciones. No podía evitar sentir una mezcla de ira y desesperación, pero sabía que lo único que importaba en ese momento era la recuperación de Hiroki.

Mientras esperábamos, mi mente no dejaba de buscar una solución. Tenía que encontrar una manera de proteger a Hiroki, de asegurarme de que no volviera a estar en peligro. Y estaba decidida a hacerlo, sin importar lo que costara.

Las horas pasaron con una lentitud agonizante. Cada minuto que pasaba sin noticias aumentaba mi ansiedad y desesperación. Finalmente, un médico salió de la sala de urgencias, y me puse de pie de inmediato.

Yuri: ¿Cómo está Hiroki? -pregunté con voz temblorosa.-

Médico: Está estable, pero la lesión en la cabeza es grave. Necesitará quedarse en observación y recibir tratamiento. Tendrá que estar aquí en los próximos días.

Suspiré de alivio al escuchar que estaba estable, pero la preocupación no desaparecía. Miré a Kanoko, que seguía sentada con la cabeza gacha, y me acerqué a ella.

Yuri: Vamos a necesitar hablar de esto, pero ahora mismo lo más importante es que Hiroki se recupere.

Kanoko asintió en silencio, y juntas esperamos hasta que finalmente nos permitieron verlo. Al entrar en la habitación, vi a Hiroki acostado en la cama, conectado a varios monitores. Parecía tan vulnerable y frágil, una imagen que rompía mi corazón.

Me senté a su lado, tomando su mano entre las mías.

Yuri: Hiroki, estoy aquí. -susurré.- Y no te dejaré solo. Te prometo que te ayudaré a salir de esto, y no te dejare solo, ya no más...

Los días siguientes fueron una mezcla de cuidados intensivos y momentos de reflexión. Kanoko y yo hablábamos de vez en cuando, tratando de entender las circunstancias que llevaron a este punto.

Yuri: Entonces, tu... Y las demás con las que Hiroki ha hablado...

Kanoko: Si...

Un silencio incómodo se hizo presente hasta que me levanté y de forma rápida le di una bofetada.

Yuri: ¿Lo cambiaste por placer...? Puta madre... ¿¡Acaso eres su hermana!? ¿¡Su familia!? Hiroki es un amor de persona... ¿¡Y tu y tu madre lo cambian solamente por un pene!? -Exclame furiosa.- ¿¡Si escuchas lo pendejo y estúpido que suena eso!?

Kanoko se llevó una mano a la mejilla, sus ojos llenos de lágrimas.

Kanoko: Yo... Lo siento.

Yuri: ¿¡Te disculpas CONMIGO!? ¡Es a el al que le debes disculpas!

私を愛して (Kokujin no tenkousei)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora