𝗢𝗩𝗔: 𝗨𝗡 𝗔𝗗𝗜𝗢𝗦 𝗘𝗦 𝗗𝗘𝗖𝗜𝗥 𝗣𝗢𝗖𝗢...

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—Hola hermanito...

—Kanoko... —susurre, con incrédulidad. Hacia meses que no la veía en persona, y verla ahora, en mi escuela, después de todo lo que paso... Me dejo helado.

Kanoko era una hermana que parecía un caos andante. Se metía con personas más grandes que ella, hasta que llegó Kokujin, y la puso como su perra...

Una maldita perra asquerosa...

Una maldita perra asquerosa

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—Ey... ¿Porque esa mirada...?

—¿Que... Haces... Aquí...? —ignore completamente su pregunta, ella estaba ahi, no para disculparse... Sabía que ella tenía algo entre manos.

Kanoko sonrió de lado, una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, y dio un paso dentro del aula.

—Vine a verte, por supuesto. ¿Qué más haría aquí? —su tono era ligero, pero yo sabía que había algo más detrás de esas palabras.

—No tienes porque venir a verme... Tu y yo... Familia... Ya no somos... —mis palabras salieron frías, casi como un susurro cargado de resentimiento. El silencio entre nosotros se hizo pesado, pero Kanoko no mostró sorpresa, ni dolor, como si ya supiera lo que iba a decir.

Ella soltó una risa seca, sarcástica, y dio otro paso hacia mí.

—¿Eso es lo que piensas? ¿Que ya no somos familia solo porque te alejaste? —dijo, su voz cargada de burla—. Lo que pasó entre nosotros no se borra tan fácil, hermanito.

Mis manos se apretaron en puños, tratando de contener la ira que empezaba a hervir dentro de mí.

—Tú elegiste esto, Kanoko. Elegiste tu camino cuando te metiste con esa basura de Kokujin. No me vengas ahora con excusas.

—Nao murió... —arquee una ceja.














¿Su muerte acaso es relevante para mí?

Nah...

—Eso me importa un comino.

—Era tu nov-

—¡Era una basura! —la interrumpí, alzando la voz, mis ojos ardiendo de rabia contenida—. No me vengas con eso de que su muerte debería afectarme. Nao no significaba nada para mí... ¡Nunca lo hizo!

Kanoko retrocedió un paso, visiblemente sorprendida por la intensidad de mi reacción. Pero en lugar de retroceder por completo, apretó los labios y me miró con dureza.

—¿Es así como lo ves? —murmuró—. ¿Todo lo que pasó entre ustedes no significó nada?

Me acerqué a ella, mirándola directamente a los ojos.

—Ella... Tu... Mamá y Ayumu... Se acostaron con ese tipo... —las palabras salieron de mi boca con un veneno que ni siquiera sabía que aún albergaba. La mirada de Kanoko se endureció, pero también noté el leve temblor en sus manos.

私を愛して (Kokujin no tenkousei)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora