𝑷𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒃𝒓𝒆...

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Toda persona tiene un límite...

Yo alcancé el mío justo ahora.

Pero para entender esto... Volvamos unos días antes.

1 semana antes...

Tratar de adaptarme a la escuela fue más complicado de lo que creí, las amenazas de Nao, Kanoko y Ayumu más las constantes visitas de Kaede a la casa del abuelo, me generaron un desgaste mental considerable. Era como si no tuviera un momento de paz, ni en la escuela ni en casa.

Cada día, me levantaba con una sensación de pesadez, como si llevara una carga invisible pero inmensa. Las clases pasaban en un borrón, y mi rendimiento comenzó a decaer. Me sentía atrapado, sin salida.

Una tarde, mientras intentaba concentrarme en mis estudios, recibí un mensaje de un número desconocido. La pantalla del teléfono brilló con una notificación, y mi corazón se aceleró al leer el contenido del mensaje.

*Ven al parque a las 6, SOLO.*

Sentí pavor al leer aquel mensaje... Pero sabía que no podía ignorarlo. No tenía opción. Me dirigí al parque a la hora indicada.

Hiroki: "Tengo un muy mal presentimiento sobre esto..." -Pensé con nervios.-

Al llegar al parque, no ví a Nao o Kanoko. Ni siquiera a Mamá o Ayumu. En cambio, el estaba ahí...

Kokujin...

Kokujin

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Miedo... Sentí miedo al verlo.

Ver a aquel acosador, quien estaba y posiblemente está teniendo relaciones sexuales con las demás...

Kokujin: ¿Sorprendido de verme? -Dijo con una sonrisa que no mostraba buenas intenciones.-

Hiroki: No... No... Porfavor no... Tu, tu que haces aquí. ¿¡QUE PUTAS QUIEREN DE MI!?

Kokujin: Pensé que podríamos tener una charla... Nao me ha dicho que la desafíaste... -Musitó tronandose sus nudillos.- Y si la desafías a ella... Me desafías a mi. -Hablo antes de agarrarme del cuello de mi remera, atrayendome hacia el bruscamente.- Capaz esto te enseñe cuál es tu lugar, maldito inútil.

Recibí un golpe en la mandíbula que me dejó tumbado. El dolor se extendió por mi rostro, y caí al suelo, aturdido.

Kokujin: Recuerda esto, Hiroki. Tú no eres nada. -dijo, mirando hacia abajo con desprecio.- Y si vuelves a desobedecer, las cosas solo se pondrán peor para ti.

Con esfuerzo me levanté y lo mire...

Solo para recibir otro golpe en el rostro, esta vez más fuerte, que me hizo caer nuevamente al suelo. Sentí un dolor agudo en la mejilla y un sabor metálico en la boca.

Kokujin: ¿Vas a seguir desafiándome, Hiroki? ¿O ya entendiste? -dijo con una sonrisa despectiva.-

Luché por levantarme otra vez, pero mi cuerpo no respondía. Cada intento de moverme se veía frustrado por el dolor y la fatiga.

私を愛して (Kokujin no tenkousei)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora