capitulo 22

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Todo me daba vueltas, no tenía fuerzas para levantarme del suelo, había perdido la noción del tiempo desde el primer momento.

El dolor y el calor abrasador que me envolvía eran insoportables. Sentía mi cuerpo sudar y temblar incontrolablemente, como si estuviera en medio de una fiebre alta. Mi mente estaba nublada por la sustancia que Abraxas había puesto en el té, y el desasosiego que sentía era abrumador. Cada vez que intentaba levantarme, el mareo y la debilidad me hacían caer de nuevo al suelo.

Tenía que hacer algo no podía permitir que el plan de Abraxas salga bien, tenía que encontrar a Regulus y salir de aquí antes de perder la razón, busque mi varita entre mi suéter.

Al encontrarla trate de concentrarme en ideal un hechizo para abrir la puerta pero me estaba costando trabajo. Era como si toda mi fuerza se hubiera exfumado, me sentía completamente inútil quería llorar de la impotencia.

Cerré los ojos tratando de calmarme, volví a apuntar a la puerta concentrándome lo mejor posible en el encantamiento.

Cuando por fin pude abrir la puerta, reuni todas mis fuerzas y tome mi forma animaga y salí corriendo de la habitación, trate de identificar el olor de Regulus por todo el lugar, podía olerlo pero se sentía lejos, corrí lo más rápido posible sin ser detectado.

Recorría todos los cuartos de ese piso siguiendo el olor de Regulus, cuando lo sentí con más fuerza dentro de una habitación volví a mi forma normal, abrí la puerta con un movimiento de mi varita.

Al entrar a la habitación me sorprendi al encontrar a Lucius al lado de Regulus, se veía demacrado tenía ojeras marcadas, y la piel pálida su pelo antes largo ahora le llegaba arriba de la oreja y las puntas parecían aver sido quemadas.

Lucius levantó la vista sorprendido al oír el sonido de la puerta abriéndose, y sus ojos reflejaron una mezcla de sorpresa y desesperación al verme. El dolor y el cansancio en su rostro se hicieron evidentes.

-Sirius, ¿qué estás haciendo aquí? -preguntó con una voz rasposa, apenas reconociéndome. Parecía estar en un estado similar al mío, debilitado y atormentado.

-Vine a buscar a Regulus -respondí con voz temblorosa, sintiendo una oleada de alivio al encontrar a mi hermano, aunque la situación seguía siendo desesperada.

Regulus yacía en el suelo, visiblemente debilitado, y al acercarme, me di cuenta de las marcas en su piel y del estado en el que se encontraba. Sus ojos estaban cerrados, pero su respiración era irregular, mostrando signos de sufrimiento.

-Debemos sacarlo de aquí -dije, mi voz llena de urgencia mientras me agachaba junto a él -No sé cuánto tiempo más podremos soportar esto.

Lucius asintió, levantándose lentamente, aún tambaleándose. La apariencia de su cabello y su cuerpo reflejaban un sufrimiento prolongado.

-Hay una salida secreta en esta mansión -dijo Lucius con dificultad -Lo usan para escapar en casos de emergencia. Te guiaré allí, pero necesitamos ser rápidos. Si mi padre se da cuenta de que no estamos aquí, no dudaría en matarnos a todos.

Asentí con determinación, tomando a Regulus en mis brazos con cuidado. El peso de mi hermano me parecía insignificante comparado con el deseo de mantenerlo a salvo. Lucius se adelantó, guiándonos a través de pasillos oscuros y serpenteantes que conocía bien. A medida que avanzábamos, el miedo y la adrenalina se entrelazaban en mi mente, empujándome a seguir adelante.

Finalmente, llegamos a una pared oculta en el sótano de la mansión. Lucius sacó una pequeña piedra de su bolsillo y la presionó contra una runa oculta en la pared. Con un suave resplandor, la pared se deslizó para revelar un pasaje estrecho.

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