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Luego de que le pegara una patada a la puerta con el pie, me haya lastimado y no se haya abierto, Maxim me vendo el pie, algo que me pareció inecesario porque solo tenia un pequeño e inofensivo corte pero no se detuvo con mi negación.

Estaba acostada en la cama con un bolsa de hielo en el pie y el a mi lado.

- ¿No tienes nada que hacer? - pregunte haciendo que me mirara

- No - su vista volvió al celular

Siempre tiene algo que hacer y cuando quiero que se vaya no tiene.

- Me parece inesesario todo esto

-¿Qué cosa? - no despego su vista del celular

- El hielo y la venda - suspire - y por supuesto que me tengas encerrada

Dejo el teléfono apagado sobre la cama, se acomodo y me miró

- El hielo y la venda son necesarios para que no se infecte la herida y no te duela tanto, y lo de encerrada es porque sino te intentas escapar, aunque no eres capas de lograrlo, claramente. - hizo una pausa - si yo fuera tu claramente no iría al primer lugar en el que me buscarían, como mi casa, eso es acción de tontos

No podia negar que tenia razón. Fue  una idea demasiado tonta.

- Me escape gracias a que no había guardias, error tuyo - sonreí

- No había guardias porque estaban en una reunión conmigo en mi oficina y si, eso fue culpa mía, pero te prometo que desde ahora no habrá ningún rincón de la casa sin vigilar, así no te me intentas escapar. - sonrió y volví a encender el celular dando por terminada la conversación

VendidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora