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Después de estar 5 minutos forzejeando lo patee en la costilla, eso hizo que soltara mi brazo y pudiera escapar a la habitación. Cuando empecé a subir las escaleras pude ver cómo se recuperaba y empezaba a seguirme, así que comencé a correr. Llegué a la habitación con él casi pisandome los pies, logré cerrar la puerta con cerrojo y me aleje de ella tirándome en la cama.

- ISABELLA, ABRE LA MALDITA PUERTA - ordenó patiando el pedazo de manera

Yo reía a carcajadas por los intentos fallidos de abrir la puerta que daba.

Me empezaba a doler el estomago de tanto reírme cuando la puerta se abrió de una patada. Habia roto la puerta a golpes. Sin esperar camino hacia mí, me tomó del brazo con más fuerza que la habitual y me arrastró a la mesa. Me sentó en la silla más cercana a la suya como queria en un principo y cuando intente levantarme Jose apareció con una soga en las manos.

El infeliz forcejando me ató a la maldita silla, no podía moverme.

- ¡Sueltame! - ordené mientras el se sentaba en la silla de al lado

- No quisiste hacerlo a las buenas y lo resolví a las malas - suspiró - y agradece que estoy de buen humor

Una señora un poco mayor trajo dos platos con sopa.

Cuando la señora se fue Maxim comenzó a tomar su sopa.

- ¿Quieres comer? - si, la verdad me moría de hambre pero tenía las manos atadas

- Si pero me ataste las manos y nunca comí con los pies - bromeé con sarcasmo

- ¿Quien dijo que ibas a comer con los pies?

- ¿Me vas a desatar? - me ilusione, ya me empezaban a doler los brazos

- No, pero - agarró mi cuchara y la alzó - come

- No soy una bebe, desatame para poder comer

- No te voy a soltar así que comes o te mueres de hambre

Cuando acerco la cuchara a mis labios sople haciendo que la pequeña cantidad de sopa que habitaba en la cuchara pasó a su cara.

VendidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora