La mitad 1/2

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Pedro Pablo veía las luces de la ciudad como quien se reencuentra con un amigo de la infancia: le parecían muy familiares y conocidas, pero al mismo tiempo sentía que ya no le pertenecían por completo; ya no eran parte de él.

Pedro Pablo llevaba dos años viviendo fuera del país, y en esos dos años no había regresado ni una sola vez a México: los tiempos nunca coincidían y el dinero, aunque no le escaseaba, tampoco le sobraba.

De hecho, cada vez que Pedro Pablo estaba cerca de juntar el dinero necesario para visitar a su familia, algún inconveniente se presentaba y tenía que gastar sus ahorros en resolverlo. Con el tiempo, Pedro Pablo había decidido que era una señal de que no era su momento para regresar y había dejado de intentarlo.

Hablaba todos los días con su mamá y con su abuelita a través de videollamadas, y con el resto de su familia se enviaba mensajes constantemente para actualizarlos sobre su vida y recibir actualizaciones sobre la de ellos.

La última actualización que le dio su familia fue la que provocó el regreso del castaño: Salomón y Gala estaban a punto de casarse.

Para Pedro Pablo la noticia fue inesperada: su mamá siempre le decía que Salomón y Gala iban muy enserio y Pedro Pablo sabía de la profundidad de los sentimientos de su hermano por la mayor de los Villa de Cortes, pero aún así no se esperaba esa noticia tan pronto.

Claro, Pedro Pablo llevaba casi un año sin tener comunicación directa con su hermano.

Las cosas entre ellos eran tensas cuando se fue del país: Salomón pensaba que Pedro Pablo se iba a en el peor momento posible, dejándolos solos con el peso del trauma y estrés post traumático que Ginebra y Mauro les habían ocasionado a todos; Pedro Pablo, por otro lado, sentía que no podía desaprovechar la oportunidad que se le presentaba de irse a estudiar a una de las mejores universidades de España, por lo que había tomado la decisión de seguir sus instintos e irse de todas formas.

Al inicio, se habían llamadas, tal vez no tan frecuentemente, pero si bastante seguido. Sin embargo, hace poco más de un año, una discusión entre ellos que escaló más de lo que era necesario, había puesto fin a la relación de hermanos tan cercana que siempre había existido entre ellos.

Por eso lo había sorprendido tanto cuando Gala lo había llamado hace un par de semanas diciéndole que ella y Salomón le enviaban boletos de avión todo pagados para que pudiera acompañarlos en la víspera de su boda: la ceremonia coincidía con las vacaciones de verano de Pedro Pablo, por lo que disponía de dos meses para acompañar a su hermano y su cuñada en la recta final de los preparativos de su boda.

Pedro Pablo por fin llegó a su destino: la mansión Villa de Cortes; se quedaría allí debido a que en el barrio no había espacio para él en ese momento, ya que su mamá había expandido el negocio y ahora su recámara era la única que existía en la casa.

Se sentía nervioso: le gustaría decir que la razón de su nerviosismo era por hacer las paces con su hermano después de tanto tiempo, pero ni siquiera él mismo se engañaba.

La razón principal de su miedo a volver a casa tenía nombre y apellido: Bosco Villa de Cortes.

Si su relación con Salomón era tensa, la relación de Pedro Pablo con Bosco era prácticamente inexistente: no habían hablado ni una sola vez desde que Pedro Pablo se había ido del país.

Pedro Pablo sabía que había lastimado profundamente a Bosco al negarse a esperar un poco para tomar la beca que se le ofrecía y Bosco le había dicho, en medio de una de sus discusiones, que ahora sabía que su impresión inicial de él era real y que jamás debió permitirle entrar a su vida si después lo iba a dejar sin mayor miramientos.

Sobre el amor|| Bospa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora