La lluvia caía de forma insensate fuera de la mansión Villa de Cortes, mientras Bosco observaba las finas gotas golpear su ventana, sacudiéndolo con cada uno de los truenos que resonaban en el silencio de la habitación.
Todos en la mansión dormían, excepto él.
Hace dos días había discutido con su novio debido a un malentendido que, gracias al orgullo y necedad de ambos, se había convertido en una tormenta en un vaso de agua.
Bosco había intentado buscar una forma de solucionar todo entre ellos sin tener que ser él el que se disculpara, el que buscara a Pedro Pablo, pero simplemente no la había encontrado por mucho que se había roto la cabeza pensando.
Un trueno retumbó con tanta fuerza que hizo que Bosco pegara un salto y se tapara la boca para evitar gritar: odiaba las tormentas, le daban miedo, terror.
La noche del funeral de su madre, había caído una tormenta tan fuerte, que el ruido de la lluvia y los truenos habían callado por completo el llanto y los gritos que Bosco, en ese momento, había soltado ante la enorme soledad y el vacío que crecían en su interior.
Nadie había entrado a su habitación para estar con él: su abuela estaba con Gala, quien había sufrido una crisis nerviosa, y su papá dormía con Eder quien, a su corta edad, apenas y entendía lo que sucedía a su alrededor, únicamente siendo capaz de llorar al no ver a su mamá cerca.
Bosco había pasado desde entonces muchas noches de tormenta en soledad, asustado y sin nadie a su lado, todo hasta que Pedro Pablo había llegado a su vida dos años atrás, cambiándola para siempre.
Al principio de su noviazgo, hace poco más de un año, cuando Pedro Pablo se dio cuenta de su miedo a la lluvia, lo llamaba por teléfono cada noche de tormenta hasta que Bosco, arrullado por las palabras suaves y cariñosas de su novio, se quedaba profundamente dormido.
Después, conforme su relación se fue haciendo más seria y formal, Pedro Pablo comenzó a pasar las noches de tormenta en la mansión, abrazándolo con fuerza y borrando con besos y caricias cualquier miedo que Bosco pudiera sentir.
Sin embargo, aquella noche Bosco volvía a sentir la soledad golpeándolo, sintiéndose aún más solo de lo que se había sentido antes: ahora que sabía que existía Pedro Pablo, y que sus brazos fuertes y amorosos podían ser capaces de hacerlo sentir seguro en medio del caos de la noche, parecía que el cuerpo de Bosco extrañaba a Pedro Pablo tanto como su propio corazón lo hacía.
Era como si su cuerpo llamara por Pedro Pablo, demasiado ocupado extrañándolo como para evitar pensar en él, en lo que significaba en su vida.
Pero Bosco sabía que, en esa ocasión, no era el orgullo el que le impedía hablar con Pedro Pablo y arreglar las cosas: en esa ocasión, él no había hecho nada malo, y si algo le había enseñado su ahora ex novio era, precisamente, a darse su valor, su lugar.
En ese momento, justo antes de rendirse y decidir sacar su vapeador para comenzar a fumar y relajarse, una llamada telefónica interrumpió sus pensamientos.
-¿Hola?- preguntó con duda al responder, inseguro del motivo de esa inesperada llamada en medio de la noche.
La voz al otro lado de la línea sonaba agitaba, como si acabara de correr un maratón -Estoy afuera de tu casa, ¿puedes abrir?-
Bosco sintió su corazón acelerarse y una sonrisa traicionera se instaló en sus labios -Voy, no te muevas de ahí-
-¿A dónde podría irme?- le respondió riendo con suavidad, acelerando aún más el corazón de Bosco.
Bajó con rapidez, cuidándose para no hacer ruido y evitar despertar a su familia. Cuando abrió la puerta, se encontró con su... con Pedro Pablo, quien estaba completamente empapado y tirireaba a causa del frío que la lluvia y el viento provocaban.
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Sobre el amor|| Bospa
FanfictionPequeña antología de one shots inspirados en Pedro Pablo Roble y Bosco Villa de Corted.