Pedro Pablo estaba en un rincón de su habitación pensando en si debía o no llamar a una ambulancia, pues el dolor que sentía en el pecho y que se esparcía por cada centímetro de su cuerpo no podía ser algo normal.
Habían pasado casi tres semanas desde que él y Bosco habían terminado su relación después de confesarse mutuamente que se amaban, pero parecía que para el Villa de Cortes la experiencia no estaba siendo igual de desgarradora, sino todo lo contrario.
Esa noche había asistido junto a su tía Paz y Salomón a un cóctel que se había ofrecido en la mansión; se había sentido un poco fuera de lugar al principio pero después había conocido a una encantadora mujer que, curiosamente, era dueña de una galería de arte muy importante en el centro de la ciudad, por lo que rápidamente encontró tema de conversación con ella.
Sin embargo, sus ojos rápidamente chocaron con una imagen que hizo que pudiera escuchar con facilidad el sonido de su corazón rompiéndose: Bosco platicaba animadamente con un chico que tenía más o menos su edad, y el chico se veía más que entusiasmado escuchando todo lo que Bosco tenía para decir.
Intentó convencerse de que era sólo uno de los tantos conocidos de Bosco, pero cuando ambos se escabulleron hacía la planta alta de la casa, lugar donde se encontraba la recámara del castaño y no bajaron en lo que quedó de su estancia en la mansión, Pedro Pablo supo de manera inmediata que Bosco ya había encontrado consuelo en otros brazos, unos que, seguramente sí serían aceptados por su abuela Elvira, incluso si se trataba de un chico.
Pedro Pablo se había enterado por su tía Paz que Bosco ya había salido del closet con su familia, tal y como se lo había prometido, y también sabía que su abuela, aunque algo decepcionada, le había dicho que, mientras fuera alguien de su clase social, ella no tenía demasiado inconveniente en si se trataba de una mujer o de un hombre.
Al escuchar eso, Pedro Pablo había sonreído con tristeza: tal vez Bosco había hablado con su familia, pero los obstáculos de igual forma no habrían desaparecido para ellos pues la aprobación de su abuela era muy importante para Bosco.
No dejaba de repetirse desde entonces que había tomado la decisión correcta, que seguir sufriendo a causa de una relación que no parecía tener futuro alguno no era la mejor de las ideas, y sin embargo ahí estaba, en el frío suelo de su recámara llorando por todo lo que pudo haber sido y no fue.
Se sentía tan triste, tan molesto... suponía que así se debía haber sentido Bosco cada vez que los Roble lo intentaban emparejar con algún chico del barrio; sin embargo, la diferencia radicaba en que Pedro Pablo jamás le había dado entrada a nadie más, mientras que Bosco, a la primera oportunidad que había tenido, se había desaparecido con alguien más para... bueno, él quería pensar que para besuquearse, pero la realidad es que podían haber hecho de todo en la intimidad de la habitación de Bosco.
Era curioso que ahora que Bosco estaba oficialmente fuera del closet, lo cual debía haber sido un paso enorme en su relación, ellos estuvieran más lejos que nunca.
Pero así había sido todo entre ellos siempre, ¿no? Siempre un paso adelante y tres hacia atrás.
____________-Bosco, he intentado hacerme de la vista gorda por mucho tiempo, pero creo que es momento de que me digas lo que sea que te está pasando-
Bosco se giró para ver a su hermana de pie en el umbral de su puerta: eran casi las dos de la tarde, pero él seguía acostado, sin ninguna intención de levantarse para comenzar con un día más, un día más sin Pedro Pablo en su vida.
-Me pasa que quiero dormir pero mi hermana mayor no deja de molestarme- gruñó en respuesta.
Gala suspiró, pasándose la mano por el cabello en señal de frustración - Es que casi no te reconozco, Bosco; sé que no eres la persona más activa del mundo, pero nunca habías tenido esta actitud; ni siquiera has practicado esgrima en semanas, tus calificaciones son cada vez peores y la forma en la que le contestas a papá es cada vez más grosera; tú no eres así...-
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Sobre el amor|| Bospa
FanficPequeña antología de one shots inspirados en Pedro Pablo Roble y Bosco Villa de Corted.