Terapia de no pareja

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Bosco estaba furioso con su papá, pues le acababa de dar la increíble noticia de que retomaría sus tutorías con Pedro Pablo Roble.

Aún se sentía demasiado enojado con el chico como para siquiera pensar en volver a estar en la misma habitación que él, no decir para tener que convivir a solas por casi dos horas en el mismo espacio.

Pero a su papá jamás le había importado mucho su opinión, la más clara prueba de ello era que se aferraba a su equívoca relación con Paz, la tía del susodicho, aún cuando, en opinión de Bosco, todos eran una bola de criminales, especialmente Pedro Pablo.

-¡Bosco!- lo llamó su papá desde la planta baja- Pedro Pablo ya llegó-

Sin saber bien porqué, Bosco se sintió un poquito nervioso ante el anuncio de su papá, y, de forma inconsciente, se dio una revisada rápida cuando pasó frente al espejo antes de bajar a recibir a Pedro Pablo.

No se habían visto desde que su ex tutor había pasado una temporada en la cárcel por ser un secuestrador de niños. Cuando Bosco se había enterado de la noticia, había sentido una punzada indescifrable de dolor en su pecho, y, desde ese momento, había decidido que confiar en Pedro Pablo había sido uno de los mayores errores que había cometido.

Cuando llegó a la sala, y vio finalmente al rizado, Bosco contuvo la respiración por unos momentos: delincuente o no, Pedro Pablo seguía siendo igual de guapo que el día en que lo había dejado de ver.

Seguía teniendo los mismos ojos marrones que parecían traspasar y ver hasta el más oscuro secreto dentro de su alma, y seguía teniendo el mismo cabello rizado que, cada vez que lo veía, Bosco sentía ganas de enredar uno de esos rizos entre sus dedos para jugar con él.

Y, por encima de todo, seguía teniendo esa sonrisa que había sido la culpable de que Bosco hubiera confiado en él, únicamente para después sentir el peso de la decepción asentarse en su cuerpo con fuerza al saber de lo que había sido capaz.

-Que bueno que ya estás aquí, Bosco- dijo su papá- Pedro Pablo accedió a volver a darte clases de matemáticas-

-Creo que más bien yo fui el que accedió a que este volviera a poner un pie en mi casa- respondió Bosco a la defensiva- solo espero que no te vayas a robar nada, incluyendo a cualquiera de las personas que viven aquí- dijo con dureza.

Pedro Pablo abrió mucho los ojos en señal de sorpresa, pues no esperaba un ataque así, al menos no tan pronto.

-Por si no lo sabes, Bosco, se demostró que somos inocentes, así que ni al caso con tus acusaciones- se defendió Pedro Pablo.

-Hasta alguien tan tonto como yo es capaz de darse cuenta del porqué los declararon inocentes- atacó Bosco de nuevo mientras veía a su papá de reojo, dando a entender que, gracias al dinero de Esteban, los Roble habían podido salir del problema.

-¿Entonces también piensas que tu papá es un delincuente?- preguntó Pedro Pablo mordazmente- porque te recuerdo que sobornar a un juez es un delito-

-Delincuente no, pero está enamorado de tu tía, y, cuando amas a alguien, cometes muchísimas tonterías- contestó Bosco, recordando a Gala, quien también se empeñaba en defender a Salomón.

-Chicos, basta- intervino Esteban- necesitan limar sus asperezas para que las clases puedan funcionar-

-Es que no quiero que funcionen; no entiendo porqué te empeñas en que este- dijo dando una mirada despectiva a Pedro Pablo- sea mi tutor-

-Porque con Pedro Pablo has sido con el único maestro con el que has avanzado- puntualizó Esteban.

-Don Esteban, lo siento mucho, pero yo tampoco creo que esto sea una buena idea- coincidió Pedro Pablo con suavidad.

Sobre el amor|| Bospa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora