Drabbles Mystrade

Fantasmas

Número de palabras: 276

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—Todas las vidas terminan, todos los corazones se rompen...

—¿Greg?

Mycroft reposaba en su sofá, periódico en mano, y observaba confundido a su pareja, que se había puesto a recitar aquella oración mientras contemplaba la ventana empapada por la lluvia. El inspector se giró y clavó sus ojos, que parecían tristes y angustiados, en él.

—Mycroft... —comenzó a hablar y, agachando la cabeza, continuó—, se lo que opinas del amor, de su durabilidad y debilidad...

—¿No estarás cuestionándote si de verdad te amo, no? —le preguntó Holmes, dejando el periódico a un lado con expresión preocupada.

Greg negó rotundamente con la cabeza.

—Tan sólo me preguntaba..., si un día morimos y nos convertimos en fantasmas..., ¿seguirías queriendo estar conmigo?

—Oh, Greg... —susurró Mycroft, levantándose de su asiento.

—Se que no crees en esas cosas pero...

—Greg —le interrumpió su pareja, tomando su cara entre sus manos para alzar la cabeza. Tras levantarse, había dirigido sus pasos hacia el inspector y ahora le miraba con los ojos brillantes y dulces—. Pasaría cada una de las vidas que se me concedieran a tu lado, y pasaría cada una de ellas buscándote de nuevo para encontrarte y decirte que te sigo amando como el primer día. No hay nadie en este mundo ni en otros que pueda convertirme en el hombre que tú me haces ser, y del que yo me siento tan orgulloso.

Tras estas palabras, algunas lágrimas escaparon simultáneamente de los ojos de ambos, y fueron el inicio de lo que luego se convirtió en un abrazo lleno de amor y de cariño que conseguía reflejar todo lo que sus corazones sentían.

—Te amo... —susurraron al unísono.