Latidos

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Número de palabras: 325

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Las lágrimas corrían por sus mejillas, dejando atrás los ojos irritados y enrojecidos por las horas que habían pasado hundidos en la amargura. El terror, la inseguridad y el dolor habían llenado su corazón y atormentaban su alma.

A pesar de todo, estos sentimientos encontraban cada vez más difícil el camino a su corazón, pues eran expulsados por el calor que le entregaba su novio, Greg Lestrade, quien lo consolaba dulcemente con un fuerte abrazo (que parecía capaz de simular una armadura) y las caricias en el pelo.

—¿Y-y si..., y si dejas... —sollozaba torpemente Mycroft, ahogándose con sus propias lágrimas—, y si dejas de a-amarme...?

Lestrade intensificó la fuerza de su abrazo, tratando de reconfortar a su pareja, que tan amargamente le demostraba su dolor. Le había encontrado al llegar del trabajo, acurrucado en el sofá y con la cara empapada, y rápidamente se había lanzado para socorrerlo.

—No hay forma de que deje de amarte —susurró con delicadeza, apoyando el mentón sobre la cabeza de Mycroft, que reposaba en su pecho.

—¿C-cómo puedes..., cómo puedes estar tan seguro? —preguntó el otro, sintiendo como el dolor le anudaba la garganta—. ¿Q-qué razones tendrías para amarme?

—Dios, Mycroft..., ¿de verdad quieres saber cuántas razones tengo para amarte?

—Si...

Ante aquella respuesta, Lestrade usó la mano que hasta el momento había utilizado para acariciarle la cabeza y se la empujó para dejarla alineada con la parte izquierda de su pecho.

—Pues empieza a contar Mycroft —dijo, notando como su corazón se aceleraba por la emoción—, cada uno de mis latidos es una razón.

Mycroft fue testigo de cómo su oído era golpeado por los constantes sonidos de la sangre bombeada y sintió como su propio corazón se sincronizaba con el ruido.

Siempre había sido un hombre de poca creencia con los sentimientos y fiel creyente de la ciencia..., pero aquí, la biología le demostraba que ninguna de sus ideas era incompatible.

Ninguno de sus corazones, ni el de Lestrade ni el suyo propio, mentía: Se amaban.

Drabbles MystradeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora