capitulo:4
Melisa despertó con el sonido del despertador que marcaba las 6:00 de la mañana. Era el tercer día en su nuevo colegio, y aunque seguía sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo, había algo más en su mente: Jerónimo. La imagen del chico pálido de cabello castaño rojizo había quedado grabada en su mente. Se levantó de la cama y se preparó rápidamente, repasando en su mente el encuentro del día anterior.
Después de desayunar, tomó su mochila y salió de casa, caminando con su hermano hacia la escuela. El trayecto fue tranquilo, pero su mente estaba ocupada con pensamientos de Jerónimo y su reacción cuando Lísienle apareció.
Al llegar a la escuela, Melisa se dirigió a su casillero para dejar sus cosas. Justo cuando cerraba la puerta, escuchó una voz familiar detrás de ella.
"Hola, Melisa", dijo Jerónimo, con una sonrisa tímida.
"Hola, Jerónimo", respondió Melisa, sintiendo un leve rubor en sus mejillas. "Lo siento por ayer. No tuve oportunidad de presentarme correctamente."
"No te preocupes", dijo Jerónimo. "¿Qué clase tienes ahora?"
"Literatura", respondió Melisa. "Es mi favorita."
"Genial, a mí también me gusta", dijo Jerónimo. "¿Te importa si camino contigo?"
"Claro, vamos", dijo Melisa, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo nuevamente.
Caminaron juntos hacia el aula de literatura, conversando sobre sus intereses y las expectativas para el año escolar. Melisa se sorprendió de lo fácil que era hablar con Jerónimo. Él era amable y tenía un sentido del humor sutil que la hacía reír.
La clase de literatura pasó rápidamente. El Sr. Martínez les habló sobre la importancia de la interpretación y el análisis en la literatura, algo que siempre había fascinado a Melisa. Después de la clase, se dirigieron juntos al comedor para el recreo.
"¿Quieres comer conmigo hoy?", preguntó Jerónimo, con una sonrisa.
"Me encantaría", respondió Melisa.
Se sentaron en una mesa del comedor y comenzaron a hablar sobre sus libros favoritos. Melisa descubrió que Jerónimo también era un ávido lector, y compartieron recomendaciones y opiniones sobre diferentes autores.
"Siempre he encontrado consuelo en los libros", dijo Jerónimo. "Es como si pudieras escapar a otro mundo, olvidarte de todo lo demás por un rato."
"Estoy de acuerdo", dijo Melisa. "Los libros me han ayudado en los momentos más difíciles. Especialmente cuando... bueno, cuando no me siento bien."
Jerónimo la miró con curiosidad. "¿No te sientes bien? ¿Estás bien?"
Melisa dudó por un momento, pero luego decidió ser honesta. "Tengo una condición de salud que a veces me dificulta hacer ciertas cosas. Es algo con lo que he aprendido a vivir, pero a veces es difícil."
Jerónimo asintió, mostrando comprensión. "Debe ser difícil. Si alguna vez necesitas hablar o alguien con quien desahogarte, estoy aquí."
"Gracias, Jerónimo", dijo Melisa, sintiendo un peso aliviado al compartir parte de su secreto.
Después del almuerzo, el día continuó con clases de ciencias y arte. Melisa se sentía más animada gracias a la conversación con Jerónimo. Sin embargo, sabía que la clase de educación física sería un desafío.
Cuando llegó el momento de educación física, Melisa se sintió nerviosa. Recordó la incomodidad del día anterior cuando Daniel había pasado su brazo por sus hombros. No quería llamar la atención sobre su condición de salud, pero tampoco quería esforzarse más de lo que podía manejar.
El profesor de educación física les pidió que corrieran vueltas alrededor de la cancha. Melisa comenzó a correr, pero pronto sintió que sus pulmones comenzaban a arder. Redujo la velocidad y empezó a trotar, intentando controlar su respiración.
De repente, escuchó una voz a su lado. Era Jerónimo. "¿Estás bien?", preguntó, corriendo a su ritmo.
Melisa asintió, aunque su respiración era entrecortada. "Sí, solo necesito ir más despacio."
"Está bien, yo también voy a ir más despacio", dijo Jerónimo, ajustando su paso para ir junto a ella. "No tienes que hacerlo sola."
La presencia de Jerónimo a su lado le dio fuerzas a Melisa. Aunque el esfuerzo era evidente en su rostro, se sentía apoyada y comprendida. Al final de la clase, se sentaron juntos en la banca, recuperando el aliento.
"Gracias por quedarte conmigo", dijo Melisa, sintiendo una gratitud genuina.
"No hay de qué", respondió Jerónimo. "Somos amigos, ¿verdad?"
Melisa sonrió. "Sí, somos amigos."
Al final del día, Melisa se encontró caminando hacia su casa junto a su hermano. Reflexionaba sobre todo lo que había sucedido. Sabía que este año sería decisivo, pero también sabía que contaba con la determinación y el apoyo necesarios.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Melisa tomó su diario y comenzó a escribir. "Querido diario, hoy fue un día especial. Conocí a Jerónimo y descubrí que no estoy sola. A pesar de mis dificultades, siento que puedo enfrentar lo que venga. No será fácil, pero tengo esperanza."
Melisa cerró su diario y se acostó, sintiendo que, a pesar de los desafíos, este año podría ser verdaderamente especial.
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Trazos de caminos Cruzados
Non-FictionResumen: Una amistad tóxica se muestre desde un inicio o se construye? Melisa se encuentra atrapada en un torbellino emocional por su amiga Lísienle siente que no puede más, Una amistad tóxica se muestre desde un inicio o se construye?averígualo po...