Trazos de caminos Cruzados

reconciliación con el creador

capítulo 23: Reconciliación con Dios

Mientras las vacaciones avanzaban, Melisa encontró consuelo en su creciente relación con Jerónimo y en el apoyo constante de sus amigos. Sin embargo, el cambio más significativo se produjo en su vida espiritual. A medida que pasaban los días, Melisa comenzó a reflexionar más profundamente sobre su fe y su relación con Dios.

La presencia constante de Dios en sus pensamientos y la conexión emocional que había experimentado durante las vacaciones la llevaron a tomar decisiones importantes. Melisa decidió cambiarse a un nuevo colegio, buscando un entorno que la ayudara a crecer y a encontrar una mayor paz interior. Sentía que era el momento adecuado para cerrar un capítulo y comenzar uno nuevo, uno que se alinee más con sus valores y aspiraciones.

Además, Melisa cambió su diario. El antiguo, lleno de recuerdos dolorosos y conflictos, fue reemplazado por uno nuevo que reflejaba su amor y devoción a Dios. En sus páginas, Melisa escribía sobre su fe en Cristo, su aprecio por el Espíritu Santo y su deseo de superar el pasado con Lísienle. El nuevo diario se convirtió en un espacio de esperanza y renovación, un recordatorio diario de su compromiso con su espiritualidad y su crecimiento personal.

Las vacaciones y los momentos compartidos con sus amigos le habían dado a Melisa una nueva perspectiva. Aunque el conflicto con Lísienle y el dolor del pasado seguía presentes, la fe y la esperanza la guiaban hacia un futuro lleno de posibilidades. Melisa estaba decidida a enfrentar sus desafíos con valentía y a abrazar el nuevo capítulo de su vida con un corazón abierto, apoyada por su fe y por las personas que le importaban.

Mientras se preparaba para la transición hacia su nuevo colegio y continuaba explorando su relación con Jerónimo, Melisa sentía que estaba en el camino correcto. La graduación marcó el fin de una etapa, pero también el comienzo de un nuevo viaje, uno que prometía estar lleno de descubrimientos, crecimiento y la constante presencia de Dios en su vida.