revelaciones y decisiones

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Capítulo 15: Revelaciones y Decisiones

La mañana comenzó con una brisa fresca, como si el universo mismo quisiera anunciar que algo nuevo estaba por suceder. Melisa sentía una extraña mezcla de anticipación y nerviosismo mientras caminaba hacia la escuela. Habían pasado muchas cosas en los últimos días, y la idea de enfrentarse a otra jornada de clases, con nuevas dinámicas sociales, la hacía sentir vulnerable.

Al llegar a su salón, Melisa notó que algunos de sus compañeros parecían más animados de lo habitual. Había un rumor circulando sobre un próximo viaje escolar a un parque acuático, y la emoción era palpable. Sin embargo, Melisa se mantuvo al margen, observando desde su habitual rincón, aunque esta vez, algo dentro de ella la instaba a acercarse.

Durante la clase, el profesor mencionó el proyecto de trabajo en grupo, lo que aumentó la inquietud de Melisa. Justo cuando empezaba a dudar de sí misma, Camila y Samuel, compañeros con quienes había empezado a formar una conexión, se acercaron.

—¿Nos juntamos de nuevo? —sugirió Camila con una sonrisa, sus ojos brillando con entusiasmo.

Melisa asintió, agradecida por no tener que enfrentar la situación sola. Las sombras de su inseguridad comenzaron a susurrar en su mente, pero decidió silenciarlas con un suspiro profundo.

Al final de la clase, mientras todos se preparaban para ir al recreo, un anuncio en el intercomunicador los detuvo.

—Atención, estudiantes del Club de Debate, por favor diríjanse a la sala de reuniones. Tenemos una importante decisión que tomar.

Melisa se sintió sorprendida. Daniel, quien estaba sentado unas filas más adelante, se levantó y le hizo un gesto para que lo siguiera.

El club de debate siempre había sido un refugio para Melisa, un lugar donde podía ser ella misma sin sentirse juzgada. Pero esta reunión tenía un aire diferente, más formal y cargado de expectativas. Al entrar en la sala, notó que Jerónimo ya estaba allí, conversando con algunos compañeros de su clase.

—¿Qué está pasando? —susurró Melisa, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo.

—Creo que es sobre el viaje —respondió Daniel, aunque no estaba completamente seguro.

Daniel tomó la palabra cuando todos estuvieron presentes. Su expresión era seria, lo que capturó la atención de todos en la sala.

—Tenemos una oportunidad única —empezó Daniel, con su voz clara y serena—. Se nos ha ofrecido un lugar en un evento intercolegial de debate que se llevará a cabo en una ciudad cercana. Es una gran oportunidad para nosotros, pero hay un problema... coincide con el viaje escolar al parque acuático que hemos estado planificando.

Un murmullo recorrió la sala. La emoción del viaje y la importancia del evento estaban en conflicto, y el club tendría que tomar una decisión difícil.

—Si decidimos participar en el evento, tendremos que cancelar nuestro viaje —continuó Daniel—. Pero si elegimos el viaje, perderemos una oportunidad increíble de demostrar lo que hemos aprendido y de competir a un nivel más alto.

Melisa sintió un nudo en el estómago. Sabía lo importante que era el debate para Daniel y para muchos otros en el club, pero también sentía que el viaje representaba una oportunidad para fortalecer los lazos entre todos ellos, fuera del entorno académico.

Jerónimo, que hasta ahora había permanecido en silencio, dio un paso al frente.

—Creo que deberíamos pensar en lo que realmente queremos lograr como grupo. Este evento podría abrir puertas, pero el viaje nos permitirá conocernos mejor y formar una base sólida para el futuro. No es una decisión fácil.

El ambiente se tensó mientras los miembros del club discutían apasionadamente. Melisa, que había estado escuchando en silencio, sintió que algo en su interior estaba a punto de estallar. No podía quedarse callada esta vez. Levantó la mano, sintiendo las miradas de todos sobre ella.

—¿Y si...? —dijo con voz temblorosa, pero firme— ¿Y si intentamos hacer ambas cosas? Podemos organizar el viaje de manera que no coincida completamente con el evento. Quizás podríamos regresar un día antes, o encontrar otra manera de cumplir con ambas responsabilidades.

La idea pareció tomar a todos por sorpresa. Daniel frunció el ceño, considerando la propuesta, mientras algunos miembros del club intercambiaban miradas de duda.

—Es arriesgado —respondió Daniel, pensativo—. Pero podría funcionar si planificamos bien.

Jerónimo sonrió, impresionado por la audacia de Melisa.

—Me gusta la idea. Podríamos usar el tiempo en el parque acuático para relajarnos y fortalecer nuestro equipo, lo que nos ayudará a estar mejor preparados para el evento.

El debate continuó, pero ahora con una nueva perspectiva. La idea de Melisa encendió una chispa de esperanza en todos. No sería fácil, pero la posibilidad de combinar ambas experiencias les daba una nueva energía.

Al final de la reunión, decidieron que intentarían llevar a cabo ambos planes. La decisión no solo unió al club, sino que también fortaleció la posición de Melisa como alguien capaz de aportar soluciones creativas y valiosas.

Trazos de caminos Cruzados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora