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— ¡Liam, ya llegué!

Había pasado poco más de una semana desde el contrato fallido de Jaison, y era la primera vez desde entonces que llegaba a casa siendo tan ruidoso. El aludido corrió a la entrada, donde su esposo saltaba en un pie y luego en otro, intentando no pisar el saco y evadir el portafolio que dejó caer en cuanto llegó.

El rubio no pudo evitar reír y acercarse a su esposo para que se apoyara en él y no cayera — ¿Qué es lo que sucede? ¿Y toda esa actitud?

Su esposo subió el pequeño escalón y le tomó por los hombros, sonriendo ampliamente y dándole una mirada llena de brillo y emoción.

— La luz, Liam, puedo ver la luz luego de estos días — alardeó con la sonrisa aún decorando su rostro — No tienes idea de la oportunidad que se ha presentado esta tarde, ven, ven, vamos a la sala para contarte.

Liam lo siguió entre risas, tomando asiento a su lado y entrelazando sus dedos con Jaison, quien estaba ansioso por contarle.

— Resulta que, no sé si has escuchado de este sujeto, últimamente lo mencionan mucho en las noticias, un tipo que es malditamente millonario gracias a todos los negocios que ha estado haciendo en Asia. Tiene empresas en China, Japón y Tailandia, el tipo se está pudriendo en dinero y su cuenta aumenta a cada segundo pasa.

Liam negó, no había escuchado de él, no solía ver los noticieros y cuando Jaison los ponía, usualmente él se encontraba prestándole atención a cualquier otra cosa.

»— Bueno, no importa, resulta que vendrá a Italia luego de pasar mucho tiempo fuera, y escuché que está interesado en nuevas empresas y negocios en los qué invertir. Ésta es nuestra oportunidad, ofrecerá una pequeña fiesta privada en uno de sus hoteles, a la cual nuestra empresa fue invitada. Me han asignado para asistir y buscar establecer una reunión más privada con él.

El hombre hablaba rápido y alto, totalmente emocionado ante la posibilidad — Liam, tienes que ir conmigo, eres mi talismán de la suerte, los mejores acuerdos los he conseguido gracias a que estuviste en las primeras entrevistas conmigo.

— Okay, okay — el rubio apretó con más fuerza las manos de su esposo y le dio un beso largo y tendido en la mejilla — Por supuesto que iré contigo, ésta es una gran noticia.

Jaison le arrastró para colocarlo sobre su regazo y reír ligeramente — Derek Carbone será nuestra salvación.

Liam hizo un pequeño mohín, millones de imagenes de aquel fatidico día llegaron a su mente. Aquel nombre comenzó a golpear su mente, y ahora podía recordar, muy vagamente, aquel hombre, que había conocido el día del atentado en el centro comercial, se llama Derek, que casualidad, ¿cuantos Derek podían existir en el mundo? Principalmente en Italia.

Liam se ajustó el moño una última vez frente al espejo, dándose un último vistazo de cuerpo completo. Había optado por usar un traje sencillo, color negro al igual que la camisa y el moño. Jaison vestía un traje azul marino y camisa blanca, ambos estaban listos y ansiosos por dirigirse al lugar de la fiesta.

— ¿Sí tienes la invitación con los pases, cierto? — preguntó Jaison mientras salían del estacionamiento y se encaminaban al hotel más elegante de toda Italia del Sur.

Liam asintió mientras encendía el radio y se relajaba en su asiento. Ambos necesitaban lucir despreocupados y frescos, sin embargo Liam estaba muy nervioso, necesitaban dar una buena impresión y simpatizar con el señor Carbone para que accediera a ver a Jaison más tarde en una reunión de negocios.

No sabía qué clase de persona era Derek Carbone, pero a juzgar por la información brindada por su marido, el sujeto debía ser alguien ostentoso y adinerado, no se sorprendería si el tipo se creía lo mejor de lo mejor en Italia, pues con todo ese dinero que Jaison aseguraba que Derek ganaba por segundo, seguramente ya se le habían subido unos cuantos — bastantes— millones a la cabeza.

Bilogía Sangre Y Poder: Perversa Ambición II || BlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora