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Liam abrió los ojos en medio de la noche, apenas adaptándose a la oscuridad de la habitación. Al principio, pensó que quizás seguía soñando, pero al ver a Derek junto a él, durmiendo plácidamente con un brazo sobre su cintura, comprendió que todo lo que había vivido en esas últimas horas no era un sueño, sino la realidad que había elegido. Aquella visión de Derek, tan tranquilo y en paz, le provocó el impulso de besarlo y dejar que todo se descontrolara de nuevo. Pero sabía que al día siguiente Derek tenía que ir a su empresa, y lo último que quería era interrumpir su descanso.

Suspiró suavemente y, haciendo un leve puchero, volvió a acomodar su cabeza sobre el brazo de Derek. Se quedó en silencio, observando el movimiento pausado del pecho de Derek al respirar. Justo cuando pensó que él seguía profundamente dormido, la voz ronca de Derek rompió el silencio, sobresaltándolo.

— ¿No puedes dormir, cielo? —preguntó Derek sin abrir los ojos, su tono ronco y adormilado.

Liam se tensó un poco, sorprendido de que lo hubiera notado, y se apresuró a disculparse.

—No quise despertarte, discúlpame —respondió en un murmullo, sintiéndose un poco avergonzado.

Derek sonrió somnoliento y le regaló un beso en la nariz, como si aquella disculpa no tuviera importancia.

—Solo estaba descansando los ojos —dijo Derek, medio riendo, mientras acomodaba su brazo para que Liam se sintiera más cómodo—. ¿Qué te pasa? ¿Por qué no puedes dormir?

Liam dudó un momento, pero finalmente confesó.

—Realmente no es que tenga cosas pesadas en la cabeza —dijo, encogiéndose de hombros—. Es que estoy aburrido… no tengo sueño.

Derek soltó una carcajada suave ante la declaración de Liam.

—¿Aburrido? —preguntó divertido—. Cielo, son las dos y media de la mañana.

Liam hizo un gesto despreocupado.

—No es mi culpa que quiera tenerte sobre mí todo el tiempo —dijo con una sonrisa juguetona.

Derek tembló ligeramente ante aquella confesión, sus ojos finalmente abriéndose por completo. Lo miró a los ojos, encontrando en ellos una chispa que conocía bien.

—¿Quieres hacerlo otra vez? —preguntó Derek, con una mezcla de deseo y diversión en su voz.

Liam negó con la cabeza, aunque muy en el fondo deseaba otra de esas fogosas rondas que los hacían olvidar el mundo entero por unos minutos. Sin embargo, en lugar de seguir por ese camino, decidió hablar de algo que había estado rondando en su mente desde hacía tiempo.

—Me gustaría buscar un trabajo —dijo de repente, desviando la mirada hacia el techo—. No quiero ser un amo de casa toda mi vida.

Derek lo observó con atención, notando la seriedad en sus palabras. Aunque el tono de la conversación había cambiado, sabía que era algo importante para Liam.

Cuando Liam le confesó a Derek que quería trabajar, una idea brillante se le ocurrió a este último. ¿Qué mejor solución que darle un empleo en su propia empresa? Si lo pensaba bien, no solo era práctico, sino perfecto. Estarían juntos todo el tiempo, se verían todos los días, a todas horas, y así eliminaba la posibilidad de que pudieran cansarse el uno del otro. Era una oportunidad para tener a Liam aún más cerca, sin necesidad de separarse.

Derek se incorporó ligeramente en la cama, con una sonrisa divertida en el rostro. De repente, adoptó un aire más serio, aunque la calidez en sus ojos no desapareció.

—Entonces, señor Liam —dijo Derek con un tono formal y casi solemne, tomando a Liam completamente por sorpresa—, ¿me está diciendo que es bueno con la computadora?

Bilogía Sangre Y Poder: Perversa Ambición II || BlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora