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Derek lo siguió con la mirada, tratando de contener la marea de pensamientos que lo asaltaban. Vittorio Carbone era un nombre que traía consigo una historia complicada, llena de poder y acuerdos que se sellaban en las sombras. Mientras observaba cómo Cristian tomaba una botella de whisky, esa sensación incómoda volvía a invadirlo.

—¿Le preparo algo de beber, señor Carbone? —ofreció Cristian, su tono cordial, pero con un trasfondo claramente manipulador.

—Un whisky, por favor —respondió Derek, sin apartar los ojos del hombre.

Liam lo miró de inmediato, sorprendido de que Derek, que solía evitar las bebidas fuertes en situaciones tensas, aceptara una.

Cristian regresó con las bebidas y le entregó el vaso a Derek, con una sonrisa calculada en sus labios. Se sentó nuevamente, pero esta vez con una postura más relajada, como si hubiera comenzado el juego y él tuviera la ventaja.

— Me gusta tomarme mi tiempo para conocer bien a mis socios, señor Carbone —comenzó Cristian, su tono más ligero, pero aún cargado de intención—. Pero ya que usted desea pretender a mi hijo, me gustaría hablar de negocios con usted.

Liam, al oír esas palabras, inmediatamente intervino. Sabía lo que su padre estaba haciendo y no estaba dispuesto a permitirlo.

—Papá, Derek no hará ningún tipo de trabajos para ti —dijo con firmeza, su tono cortante, mirándolo con determinación.

Cristian lo ignoró por completo, como si las palabras de Liam no hubieran tenido peso alguno.

—No es nada del otro mundo, hijo —continuó Cristian, ahora dirigiendo su atención nuevamente a Derek—. Pero Derek bien podría demostrar que es un hombre digno de ti. Tanto que intenté evitar que te casaras con ese muerto de hambre de Jaison... y ahora que has sido inteligente, debemos aprovechar la situación.

Una sonrisa cínica cruzó los labios de Cristian, pero Derek no la compartió. Sabía lo que Cristian estaba sugiriendo, y eso lo hacía hervir por dentro. Sus ojos brillaron con una mezcla de molestia y desdén.

—Yo estoy enamorado de su hijo, señor Soto —dijo Derek, su tono más frío que antes—. Para mí, Liam no es un trofeo y mucho menos un juguete de colección.

Cristian arqueó una ceja, divertido por la respuesta directa de Derek.

—No he dicho eso —replicó—. Pero podríamos hacer negocios. Como yerno y suegro, ¿no le parece?

Derek apretó la mandíbula, intentando controlar el impulso de levantarse y largarse. Pero sabía que esta confrontación apenas estaba comenzando.

—¿Qué tipo de negocios? —preguntó Derek, manteniendo la compostura, aunque su tono ahora tenía un filo peligroso.

Cristian dio un sorbo a su whisky, disfrutando el momento antes de hablar.

—James Carbone tiene una propiedad bajo su poder que me pertenece —dijo, su voz suave pero firme—. Quiero que me ayudes a recuperarla.

Al oír el nombre de su hermano, Derek se levantó abruptamente, con los ojos encendidos de furia. El vaso de whisky en su mano temblaba, pero no por nerviosismo, sino por la rabia contenida.

—James es mi hermano —dijo Derek, su voz baja pero llena de veneno—. Y jamás le haría daño. Así que si su negocio es hacerle daño a mi familia, puede olvidarse de mí. No cuente conmigo.

Cristian lo miró en silencio por un momento, evaluando la reacción de Derek. Luego sonrió, satisfecho, como si el desafío que acababa de presenciar solo confirmara algo que ya sabía.

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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Bilogía Sangre Y Poder: Perversa Ambición II || BlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora