YARA– ¿Qué ocurre? – preguntó Elijah, su mirada fija en mí desde su estación de trabajo.
El teléfono casi se me resbaló de las manos cuando Khadi colgó. Su voz frénetica aún resonaba en mis oídos. Stella había abierto la puerta. Imposible.
– Stella... ella... – comencé, pero las palabras se me atascaron en la garganta. ¿Cómo podía explicar algo que ni yo misma entendía?
Recordé la conversación que había tenido con Khadi la tarde anterior. Después de mucho debatir conmigo misma, había decidido seguir el consejo de Elijah y hablar con ella. Usé el contacto que me había dado cuando nos vimos en el parque y nos reunimos en ese mismo lugar, esa misma tarde. La reunión fue tensa al principio. Tuve que confesar que le había mentido, que Stella sí vivía en Maragda y que hacía cinco años que no nos veíamos en persona. Le supliqué que guardara el secreto, explicándole vagamente que era por su seguridad.
Para mi sorpresa, Khadi había sido más receptiva de lo que esperaba. Aunque sorprendida y un poco dolida por el engaño, accedió a ayudarnos.
Y resulta que ni siquiera hizo falta entrar a los sistemas de la Omniteca.
"Ah, sí... El Proyecto Ocaso", me había explicado Khadi en cuanto se lo pregunté, "Todos los empleados en la Omniteca estamos al tanto. Es un plan desesperado del gobierno por encontrar a alguien capaz de 'arreglar' los fenómenos inexplicables que están ocurriendo en el continente. Todo gira en torno a la puerta de piedra que hay en la sección antigua. Están buscando a un Norlander, si es que aún existe alguien con ese apellido, capaz de hacer magia. Por eso se organizan muchas más excursiones y visitas, se ha aumentado la seguridad, y dejaron la sección antigua pública, aunque solo se abre si alguien lo pide específicamente."
Al principio, no me lo creí. ¿Magia? ¿Puerta legendaria? Todo eso parecía una tontería, cuentos para niños. Pero Khadi había sido persistente.
"Yara, sé que suena a fantasía, pero piénsalo. Si nuestros antepasados hubieran visto nuestras tecnologías actuales, ¿no las habrían llamado magia? Tal vez lo que llamamos magia es simplemente una ciencia que aún no entendemos.
Sus palabras me hicieron reflexionar. ¿Y si tenía razón?
"Mira esto" dijo, sacando su teléfono y mostrándome un video.
En la pantalla, vi imágenes de lo que parecía ser una tormenta de arena en el desierto. Pero la arena no se movía como debería. Se alzaba en formas imposibles, creando estructuras que desafiaban la gravedad antes de colapsar.
"Esto sucedió hace dos semanas en el Desierto Seneb" explicó Khadi "Los científicos no pueden explicarlo. Y hay docenas de incidentes como este.
Khadi, viéndome aún dudando, insistió. "Y esa puerta..." hizo una pausa, como si buscara las palabras adecuadas. "Han intentado de todo durante siglos, y nada ha podido abrirla, excepto los Norlander. Hay registros, Yara..."
En ese momento, mi escepticismo comenzó a desmoronarse.
"Así que no te preocupes por Stella cuando venga mañana" Khadi me aseguró que era imposible que abriera la puerta. "Es una Bardot", dijo, "sin ninguna conexión biológica con los Norlander. No hay forma de que pueda activarla".
Y ahora, aquí estaba yo, tratando de procesar que mi hermana había hecho precisamente eso.
Estaba a punto de llamar a Khadi de vuelta cuando, de repente, me quedé paralizada
– ¿Qué demonios...? – murmuró Elijah al otro lado de la habitación.
Por un momento, pensé que se había ido la luz, pero me equivocaba. Parpadeando en la penumbra repentina, corrí hacia la ventana, sin poder creer lo que veían mis ojos.
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BILOGÍA HADO: Raíces de Acero 🏙️ (1) | I.C. Hernández
Science FictionEn las profundidades de Subtera, una ciudad subterránea donde la ley es solo una sugerencia, Yara Bardot se ha forjado una reputación como una de las mercenarias más letales de La Lumbre. Durante cinco años, ha mantenido a su hermana menor, Stella...