Viserys Targaryen es enviado atrás en el tiempo desde el momento de su muerte para evitar calamidades en un futuro lejano, y quizás también en un futuro cercano.
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Viserys se paseaba por sus aposentos, inspeccionando distraídamente su modelo de la Vieja Valyria mientras esperaba a que llegara el que pronto sería su Mano para poder destituirlo. Antes lo había hecho como un favor a Rhaenyra, un trueque a cambio de que aceptara el partido de Velaryon, lo que suponía un problema totalmente nuevo con el que ahora tenía que lidiar. Gimió, pasándose las manos por la cara mientras contemplaba cómo demonios iba a apaciguar a Corlys Velaryon después de volver a rechazar a su familia.
«Alteza».
Pero eso era un asunto para más adelante, ahora tenía que erradicar la influencia de los Hightower antes de que envenenara aún más a su familia.
«Cinco días.»
«¿Perdón, Alteza?» Otto tuvo la audacia de parecer confundido.
«Aunque fue hace algún tiempo. Los detalles... se desvanecen en la memoria. Mi padre era un guerrero sano y saludable y un jinete de dragón en la cima de sus habilidades. El Rey Jaehaerys convocó una gran cacería real para celebrar su nombramiento como Mano del Rey. Cinco días después mi padre yacía muerto. Las cacerías duran más. Baelon el Valiente, el Príncipe del Verano, jinete de Vhagar, heredero del Trono de Hierro, muerto de un vientre reventado. Los dioses tienen un ingenio oscuro». Viserys rio sombríamente, con el dolor de la prematura muerte de su padre aún fresco en su mente.
«Fue un día sombrío. Lo recuerdo muy bien».
«Sí. Pero fue un buen día para ti». No podía entender cómo no se había dado cuenta antes. ¿Realmente había sido tan ciego en su vida anterior? «Jaehaerys te nombró Mano en lugar de Baelon.»
«No es así como lo vi, Su Alteza. Era un deber».
Viserys resopló burlonamente, por supuesto que intentaría enmarcar su meteórico ascenso como un mero deber.
«Serviste noblemente a mi abuelo en sus últimos días. Eres el hombre que me enseñó a ser Rey».
Que manejaba los hilos de un rey marioneta, pensó con enfado. Arreglando las piezas para satisfacer sus propios deseos.
«Me honráis, Alteza».
«En solamente cinco días pasaste de ser un hombre más en la corte de Jaehaerys, al segundo hombre más poderoso del reino. Me pregunto, ¿cuánto tiempo te llevó elegirte a ti mismo antes que a tu Rey?»
Y ahora Otto comenzó a mostrarse preocupado, no nervioso, era demasiado arrogante para estar nervioso con seguridad.
«¿Su Alteza?»
«Nunca me recuperaré de la muerte de Aemma. Pero Alicent, ella me llevó a través de lo peor de mi dolor. Ella fue una distracción calculada. Solamente ahora me doy cuenta de lo bien calculada que estaba». Viserys sintió la ira surgir a través de él, cómo se atrevía este hombre a presumir de usar su dolor para promover su propia agenda, promover el avance de su propia familia.
