Capítulo 4. Para que vuelvas a enamorarte.

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Brad y Mali se conocieron desde que tenían seis años. Para él, ella era una niña que necesitaba mucho cariño y atención. El haber crecido sin un padre hacia a Mali más vulnerable a ciertas situaciones, no obstante, su madre le había enseñado bien a cuidarse sola y Brad siempre tuvo ese complejo protector. Se enamoraron jóvenes el uno del otro, y se hicieron novios en la secundaria, Brad venia de una familia de clase media, sus padres eran contadores, podían pagar todas las facturas y darse el lujo de unas vacaciones fuera de la ciudad una vez al año para descansar de sus jornadas laborales largas.

Es verdad cuando dicen que los noviazgos pasan por muchas etapas, y el enamoramiento de Brad hacia Mali se esfumó cuando entró a la universidad y se dio cuenta de todo lo que estaba perdiéndose; fiestas, chicas lindas y excesos. No era que ya no quisiera a Mali, pero ya no quería estar atado a ella, cuidándola y haciéndola feliz mientras que él ya no lo era. Por eso terminó la relación. Lo próximo que hizo ella no se lo esperó, inscribirse en la universidad para estar cerca de él luego de una ruptura no era nada sano y aquello llenaba más el frasco de egocentrismo del chico, pues pensaba que Mali estaría rogándole y buscándolo, para así hacerse un poco más interesante frente a todos. Aquello salió peor, sus amigos la molestaban, y Ben estaba tan cerca de ella como lo están las abejas en la miel.

Esa mañana, Brad esperó a Mali en el pasillo del campus, donde observó que pasaba todos los días junto a Ben hacia la parte de atrás. Se recargó en la pared, con los brazos cruzados, en seguida, la chica apareció, sosteniendo su bicicleta con ambas manos al volante, su mochila en la espalda, un vestido rojo suelto y su cabello brillante iba medio recogido con un listón blanco. Ella no esperaba verlo ahí, por lo que se detuvo un momento, pasaron dos segundos en que nadie dijo nada y ella reanudó su caminar.

—¿A dónde vas?.—preguntó el chico, cuando ella pasaba por su lado.

—Dejaré mi bici en la bodega.—responde en voz baja. Sus manos le sudaron en el volante, se sentía estúpida ante lo apenada que se encontraba, aun le ponía nerviosa. El chico asomó la cabeza hacia la bodega al lado izquierdo del pasillo.

—¿Ahí es donde te acompaña Jones todos los días?.—preguntó tratando de no sonar celoso, en cambio, pareció molesto.

—Dije que no iba a molestarte, ¿por qué tú me molestas?.—reclamó. ¿Cómo era posible que insinuara algo inapropiado entre Ben y ella en la escuela?

—Los he visto muy juntos desde que llegaste.

—Él ha sido el único amable conmigo desde que llegué. ¿Qué tiene de malo que haya gente que me trate bien? ¿Acaso todos tienen que tratarme como tú o como Rami Malek?.—estalló.

—Trato de evitar que te lastimen, Rami o Ben en algún momento lo harán.

—¿Así como tú lo hiciste? No, ninguno de ellos podrá lastimarme como tú lo hiciste, a diferencia de ellos, había algo entre nosotros, y tú lo rompiste como si nada. No quiero que te acerques a mí, ni me hables, ni me salves de nada.—dijo lo último casi rompiéndose a llorar.

—Mali.—exclamó y la tomó del brazo. Pronto, Ben apareció en la escena, haciendo que Brad se aleje y lo mire con rostro enojado.

—¿Estás bien, Mali?.—el rubio se acerca y toma su bicicleta.—Vamos a dejar tu bici.—la tomó de los hombros y ambos caminaron hacia la bodega. Dejaron la bicicleta al tiempo que la primera clase comenzó.

—Tenemos que correr si queremos llegar.—dijo ella con voz entrecortada. Ben la jaló del brazo y la abrazó.

—Espera un momento.—susurró él. Mali se sorprendió al sentir el pecho de Ben sobre su mejilla. Su calidez, su danzar lento de arriba abajo le tranquilizó, escuchar su corazón la emocionó. Le respondió su abrazo rodeando su cintura. Aspiró su aroma, leve, dulce y varonil, mezclado con jabón de ducha y loción. Ben acarició la cabeza de la rubia.

Desde el cielo [Rami Malek]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora