Capítulo 10. Si me dices que no.

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La mañana del sábado Mali despertó temprano y se vistió con ropa deportiva. La diabetes le obligaba a hacer ejercicio de vez en cuando pero su falta de energía era un obstáculo enorme, aunado a sus recientes perdidas no se sentía de ánimos, salir a correr era un pretexto para pasarse por el club diablo a las once, como había dicho la mujer.

La enorme casa estaba silenciosa, pues los adultos trabajaban inclusive los fines de semana, y Ben, Lucy y Rami seguían dormidos.

Corrió por el paseo marítimo alrededor de cuarenta minutos, luego bebió una botella de agua entera sentada en una de las bancas frente a los locales comerciales. Observó con impaciencia el reloj en uno de los edificios y cuando este marcó las once, se apresuró al club. Cuando llegó, una chica de cabello castaño estaba abriendo el lugar.

—Hola.—saludó Mali. La chica se giró y observó a la rubia de pies a cabeza.

—Vaya, eres la chica de anoche. Eres... bastante puntual.—dijo observando su reloj en la muñeca izquierda.

—Eso es bueno para un trabajo.—la castaña se río y ambas entraron al lugar. Encendió las luces y dejó su bolso en una de las mesas. Mali observó a la chica, alta, de complexión delgada, bronceada, castaña, unos ojos bellos azules y unas cejas hermosas. Parecía una modelo, y sin todo el maquillaje de anoche, era preciosa. –Soy Taylor pero de noche me dicen Sindy, por seguridad, ha habido clientes muy obsesivos. ¿Traes tu identificación?.—la chica la sacó de su media sobre su tobillo y se la extendió.

—¿Malibú? Tenía una amiga que se llamaba Texas, por lo menos es más lindo.—le devolvió la tarjeta.—Por desgracia no estamos contratando, pero veo que serias muy buena. Déjame tu número telefónico y te llamaré cuando salga una vacante.—ambas intercambiaron números, para saber quién la llamaría y poder responder con naturalidad. Mali guardó el numero como Taylor. Luego, se despidió y se marchó.

Llegando a casa se encontró con Ben en la cocina, quien preparaba algo de desayuno.

—Hola, Mali.—la saludó sorprendido.—Creí que estarías descansando, pero veo que eres deportista.—la chica se río.

—Solo un poco. ¿cómo te sientes? Anoche...

—Me disculpo por lo de anoche, y por no haber sido la primera vez que me ves así. En realidad, tampoco bebo. Es una tontería porque lo hago.—dijo lavándose las manos.

—¿Por qué lo haces? Nadie te juzgará sino bebes.

—Lo hago... para tomar valor, supongo.—dijo tímido, sirviendo los huevos y el tocino en dos platos.—Siéntate.—la invita y ambos se sientan en el pequeño comedor dentro de la cocina, el cual era más como para la gente de servicio, pero el lugar era cómodo.

—Gracias por el desayuno.—le sonrió la chica. –¿Para que necesitas tomar valor?

—Para invitarte a salir.—la chica lo miró un segundo sorprendida y luego sonrió apenada. —Me sentiría como un tonto si me dices que no.

—Hazlo. Pregúntame.—lo ánimo sonriendo. Ben soltó una risa nerviosa.

—Mali... ¿Te gustaría salir conmigo esta tarde?.—la chica se rio observando sus mejillas sonrojadas.

—No puedo creerlo, Ben. Eres lo más lindo que he visto en mi vida. Por supuesto que quiero salir contigo.—dijo sin poderse contener, y le dio un beso en la mejilla. Aquellos besos que a él le encantaban recibir de ella, deseaba que a partir de esa noche fueran solo besos en sus labios.

Cuando terminaron de desayunar entre los dos lavaron y limpiaron, luego, cada quien se dispuso a ducharse, arreglarse y quedaron en verse por la tarde.

Mali subió a su habitación y entró directo en la ducha. Se tomó su tiempo para relajarse y saliendo, buscó entré toda su ropa algo lindo y romántico para ponerse. Tendría una cita después de un tiempo y con una persona diferente. Siempre tenía citas con Brad pero era muy rutinarias, y ahora que las recordaba, Brad era muy distante y seco con ella, entonces la dulzura y ternura de Ben le provocaban espasmos en su corazón. Sentir eso era de lo poco que le alegraba de estar viva, ahora que no estaba su madre, pensó que sería difícil poder llenar su corazón y hacerla olvidar la reciente tragedia que la derrumbó, pero Ben y sus amigos le ayudaban a no caer de nuevo en el hoyo.

Desde el cielo [Rami Malek]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora