4. A La Defensiva

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Aeron no puede evitar observar esos lirios con recelo. Admite que son hermosos, y quedan perfectos como decoración para sus aposentos, pero no es capaz de comprender el motivo por el cual Davos se los ha entregado.
¿Quién se cree que es? no tiene derecho a tratarlo como a una chica a la que trata de cortejar. Es completamente humillante. Va a pagar muy caro esta osada burla. Él mismo se encargará de que Davos le pida perdón de rodillas por burlarse tan descaradamente de él.

—¿Quién te ha regalado esas flores?

La voz de Nana lo saca de inmediato del torbellino de pensamientos en el que se encuentra, frunce el ceño antes de contestar.—Nadie importante.

—¿Estás seguro?

—Sí, sólo es un idiota que se está burlando de mí, pero no te preocupes, Nana, me aseguraré de que comience a tomarme en serio.

La mujer suspira, agotada.—¿Estás completamente seguro de que se burla de ti? quizás no sea el caso. Regalarle flores a alguien es un método extraño de burla.

«Es un Blackwood, obviamente se está burlando» piensa para sí, mas decide omitir el detalle de como este sujeto se apellida. Si lo menciona, Nana sufrirá un ataque al corazón.—Completamente seguro. Me trata como a una niña, además de regalarme flores, me llama "lindo"

—Lo eres, eres un niño muy lindo. ¿Cuál es el problema?

—No, Nana, los chicos no son lindos.
Y él no para de repetir que yo sí lo soy, es un imbécil.

—¡Cuida tu vocabulario, Aeron!

Y Aeron tiene que reprimir las ganas de arrancarse los pelos, pues ni siquiera su mayor confidente es capaz de ver la gravedad de la situación. ¡Se están burlando de él y a Nana parece no importarle!

[...]

Si hay algo que Aeron odie, son las clases de historia con el maester, ese hombre parece que tiene menos ganas de vivir que él, lo cual es preocupante. Y considera que son algo inútiles, ¿cuándo esté en batalla de qué demonios le servirá conocer la historia de los Targaryen de memoria? Él lo único que quiere es comenzar de una vez con los entrenamientos físicos, sostener una espada y tener algún duelo, sólo así demostrará lo temible que será.

De un momento a otro un pequeño papel aterriza en su pupitre, y ha de reprimir un suspiro de exasperación al observar el nombre de Davos escrito, junto a un: "Las flores quedan perfectas en tu ventana, las he visto esta mañana viniendo hacía aquí. Aún espero mi recompensa. -Davos." Tratando de no ser demasiado obvio con sus movimientos, escribe de mala gana una respuesta. "Sigue esperando, Blackwood. -Aeron."

Ese tipo no va a conseguir mofarse de él de nuevo ni avergonzarlo. Si cree que es tan ingenuo como para confiar ciegamente en un Blackwood, está muy equivocado. Consigue percibir una vez más su mirada clavada en él, pretende girarse para encararlo cuando el papel vuelve a él. "No sabía que cuando se es lindo te puedes permitir el lujo de ser un malagradecido. Tienes suerte de que me gustan los chicos lindos con carácter. -Davos" ¿Cómo puede decir eso como si nada? de lo más irritado y ruborizado, arruga el papel entre sus manos, asegurándose de que el otro perciba como sus palabras le parecen completamente insignificantes, y pierden sentido entre sus puños. Davos mira detenidamente su acción, y de inmediato le dedica una sonrisa ladeada que perturba a Aeron, ¿por qué le sonríe? ¿acaso le parece divertido hacerle sentir así?

Maldito Blackwood. Sólo los Siete saben lo mucho que odia a este muchacho, lo mucho que desea devolverle todas las burlas, tirarle a la cara ese estúpido ramo de lirios, cortarle la lengua para que deje de repetir que es lindo, y finalmente borrarle a golpes esa sonrisa que siempre le regala. Todo lo que hace es aborrecible, el hecho de que parezca tan interesado en él es odioso, el rubor que adorna siempre en su rostro cada vez que se acerca es vergonzoso, y es ridícula la forma en la que, desde su primera conversación, sueña despierto con volver a hablar con él. Davos lo ha convertido en un manojo de nervios y alegrías de la noche a la mañana, y no puede aborrecerlo más.

Enredador | Davron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora